Neuquén siente el impacto de la motosierra: descenso del empleo tras el boom 2023
Después de un año 2023 de auge histórico, el mercado laboral de Neuquén empieza a sentir el ajuste. Aunque los niveles de empleo siguen siendo de los más altos del país, el impulso que habían dado las grandes obras públicas y el dinamismo energético comienza a perder fuerza.

El freno de la obra pública nacional, la caída del consumo y el ajuste fiscal impuesto desde la gestión libertaria de Javier Milei ponen en pausa un ciclo expansivo que parecía consolidado.
Según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, en el cuarto trimestre de 2024 la tasa de empleo en Neuquén-Plottier cayó del 48,4 % al 47,5 % interanual, mientras que la actividad descendió al 49,4 %. Aunque la desocupación se mantuvo baja —subió solo tres décimas, a 3,9 %—, el retroceso es significativo: marca el fin del crecimiento inercial y anticipa tensiones subyacentes en el mercado de trabajo.
La explicación no es un misterio. En 2023, Neuquén fue uno de los motores laborales del país, impulsada por la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, rutas estratégicas, obras provinciales y el crecimiento de la producción en Vaca Muerta. Esas fuentes de empleo ya no están activas. El resultado es una reducción en las contrataciones directas, menos personal en tareas de montaje y mantenimiento, y una contracción en sectores asociados como servicios técnicos, transporte y comercio.
Un contratista lo resume con crudeza: “En los obradores se siente el freno”. Lo que antes era sobrecontratación para cumplir plazos ahora se convirtió en ajuste para sostener márgenes, en un contexto de inflación persistente y paritarias atrasadas. En paralelo, las ventas minoristas cayeron un 8 % interanual, reflejo de una población que, aunque en empleo formal, pierde poder adquisitivo.
La buena noticia: el piso sigue siendo alto. La tasa de empleo neuquina supera el promedio nacional y la provincia mantiene uno de los niveles más bajos de desocupación en la Patagonia. Además, la resiliencia energética y la posibilidad de nuevas inversiones, como la reversión del Gasoducto Norte o la expansión petroquímica, podrían renovar el dinamismo para 2025.
Pero la advertencia es clara. En un escenario de política fiscal contractiva, la informalidad y la subocupación podrían crecer silenciosamente, sobre todo entre los más jóvenes y quienes dependen de sectores hoy en retracción. El Estado nacional ha recortado su presencia en la región, y las señales de reactivación dependen cada vez más de decisiones privadas.