16 de abril de 2024

Celebrar el Día de la Madre a pesar de que la pandemia afectó la normalidad

Supón que tenemos la posibilidad de negociar con los organizadores de una pandemia mundial y estos señores te dan a elegir solamente tres fechas importantes en el calendario para reunirte con la familia, como si se tratara de un permitido, porque el resto del tiempo deberás guardar estrictas restricciones. Pues bien, sin miedo a caer en equivocaciones, las fiestas de fin de año, el cumpleaños de un ser querido y por cierto, el día de la madre serían tus fechas seleccionadas.

Hoy es un día muy especial para las familias argentinas porque la fecha se presta y la ocasión también. En medio de una pandemia por Covid-19 celebramos el día de la madre con una particularidad impensada, la cuarentena.

A principios de este año nadie imaginaba los alcances de la lucha contra un virus desconocido para el cual aún no hay vacuna y los especialistas aseguran que la mejor manera de combatirlo es el distanciamiento social. Precisamente en una sociedad como la nuestra que hace del vínculo social y familiar un culto racional e irracional también, por qué no, pensar que el día de la madre pasará desapercibido es casi improbable, aun estando en aislamiento.

Este tercer domingo de octubre estará en la agenda familiar y moleste o no, la reunión para celebrar a la “reina de la casa”, al sostén emocional y vital de la familia, se llevará a cabo.

Habrá familias numerosas sentadas alrededor de largas mesas y otras tantas acotadas o simplificadas, dependiendo de las medidas preventivas que sus miembros adopten.

Una madre celebrará junto a su madre y ambas celebrarán la dicha de serlo a pesar de la cobardía de ese hombre que decidió mirar para otro lado anteponiendo una excusa torpe.

Un hijo celebrará con un dibujo la unión eterna con su madre y otro hijo, depositará una flor en el mármol de una tumba reafirmando que el cielo guarda el recuerdo de quien le diera vida.

Las hay madres de muchas luchas, de poca paciencia, de sonrisa amplia, de estricto proceder, de secretos inconfesables, de espíritu valiente, de dedicación exclusiva y los hijos, suelen reconocer a esas madres que lo permiten todo, que lo cuestionan todo, que lo negocian todo, que lo expresan todo, madres fuera de tiempo, modernas, vitales, impetuosas, avejentadas, defensoras de causas perdidas y de convicciones firmes y madres, simplemente madres.

La celebración tiene sus raíces en la antigua Grecia en la figura mitológica de Rea, la madre de los dioses. El culto a Rea era una celebración de suma importancia porque era la madre de Zeus, Poseidón y Hades, los dioses que se repartieron el universo.

Los romanos tampoco se quedaron atrás y tras nutrirse del conocimiento griego, adoptaron la celebración para sus propios dioses y fue Cibeles la figura materna que adquirió destaque en su mitología. Cibeles era la diosa madre y en el calendario romano había una fecha de celebración especial, llamada “La Hilaria”, la cual se llevaba a cabo a fines de marzo con un festival multitudinario.

Este año, la celebración estará marcada por una particularidad en tiempos de pandemia, donde la normalidad conocida ya no existe y por el derrumbe de lo social y familiar, convertido en hartazgo debido al aislamiento.

Claro es que la circulación del virus es una realidad y muchos pretenderán que esto no les afectará y otros optarán por la reunión familiar cuando aparezca la vacuna, pero cierto es también que las celebraciones fueron las primeras en suspenderse por culpa del Covid-19.

Entonces, probablemente este día de la Madre, nos encuentre con actividades limitadas y ultimando las medidas sanitarias, rodeados de consejos en torno a las reuniones y cuidados para evitar contagios. Y por qué no pensar en reuniones virtuales o en enviar regalos simples a través del servicio de delíverys… (Esto último es una aberración que una madre no se merece)

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