31 de octubre de 2025

Se filtró el borrador de la reforma laboral, tensiones internas del oficialismo y el regreso del macrismo a la mesa de poder

El documento, cuya autoría se atribuye al ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, desató un vendaval político y social por el contenido y por el momento elegido para su difusión.

Apenas unas horas después de que Javier Milei celebrara su victoria en las elecciones legislativas de 2025, comenzó a circular un borrador del proyecto de reforma laboral impulsado por su gobierno.

El texto filtrado propone una transformación profunda del régimen laboral argentino: jornadas de hasta 12 horas, un tope de 60 horas semanales, eliminación de las indemnizaciones por despido —reemplazadas por un fondo de cese laboral—, supresión de los Convenios Colectivos de Trabajo y la posibilidad de pactar contratos individuales en cualquier moneda., según consignó el periodista de m1, Facundo Baez Rodríguez.

También se incluye la facultad del empleador de definir o fraccionar las vacaciones y, en un punto de máxima controversia, la restricción de los juicios laborales incluso ante casos de abuso patronal.

Más allá del contenido, lo que sacudió la escena política fue el origen de la filtración. Según trascendió, Sturzenegger habría decidido liberar el borrador para “testear” la reacción pública y medir el clima social antes de su presentación formal en el Congreso. La maniobra, de confirmarse, revela un preocupante modo de gestión: el ensayo de políticas estructurales mediante operaciones de comunicación y no a través de canales institucionales o de debate democrático.

El movimiento también dejó al descubierto las tensiones dentro del propio oficialismo. Mientras desde el entorno presidencial se apresuraron a aclarar que el texto “no es definitivo”, la filtración parece haber sido funcional a otra estrategia: reposicionar a Sturzenegger como el arquitecto técnico del proyecto económico de Milei, desplazando a otros actores del gabinete.

En paralelo, el episodio reactivó la influencia de Mauricio Macri, quien mantiene negociaciones con La Libertad Avanza a través de su operador político Fernando de Andreis. El expresidente busca incidir directamente en la redacción final de la reforma laboral, en una jugada que combina cálculo político y deseo de protagonismo. Si el proyecto se aprueba, Macri pretende que no lleve solo el sello libertario, sino también el de su propio legado de reformas inconclusas.

El trasfondo político es claro: tras las legislativas, el poder se reconfigura en torno a un eje Milei-Macri, con Sturzenegger como nexo técnico y con sectores del PRO intentando recuperar terreno dentro del nuevo oficialismo. Sin embargo, esta alianza pragmática convive con desconfianzas mutuas. Las declaraciones recientes de Macri —al anunciar que el PRO tendrá candidato propio en 2027— encendieron alarmas en Balcarce 50 y abrieron grietas dentro del macrismo libertario.

La filtración del borrador, entonces, no solo anticipa el contenido de una reforma que promete alterar las reglas del trabajo en Argentina, sino también las fracturas internas y los juegos de poder que la rodean. En el intento de medir el humor social, el gobierno expuso su propia fragilidad política: un oficialismo que gobierna a prueba y error, entre filtraciones calculadas, disputas de liderazgo y una creciente incertidumbre sobre quién escribe realmente el futuro del país.

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