Historias Urbanas: Un maestro pizzero te tienta a clavarle el diente a una pizza hecha en casa

Dicen que la pizza es una comida universal. Que no hay ser humano que se resista a la tentación de comer una pizza. Que no hay rincón en el planeta que no se la disfrute con un acento regional particular y con la impronta italiana de sus orígenes. Es más, hay quienes piensan que hay tantas recetas para preparar una pizza como personas hay en el mundo.

Tanto es así, que en la esquina de Lavalle y Aguirre de la Madre de Ciudades, Juan Carlos es un maestro pizzero que a diario satisface a su clientela con la mejor pre-pizza, amasada y horneada en su cocina artesanal del barrio 8 de Abril.

Aquellos que suelen pasar por ese lugar, no quieren resistir la tentación de clavarle el diente a una pizza casera bien preparada y por 100 pesos se llevan tres pre-pizzas embolsadas, y quien sabe, qué secretos culinarios de excelencia escondidos entre la harina, la levadura y la sal.

“El secreto está en el amasado”, repite Juan Carlos.

“Cada uno tiene sus trucos. Unes todos los ingredientes y amasas con tranquilidad ¿sí? Pones el agua de a poco hasta que la masa se vuelve pareja. No hay que apurarse y si la masa está “chiclosa”, le agregamos harina”, explica el maestro y refuerza la idea: “que descanse la masa, después la estiras y al horno”.

Juan Carlos tiene 47 años y empezó vendiendo sólo 7 paquetes por día.

Tiene su puesto de ventas en la esquina mencionada junto con Milagros, su ayudante. Y, así se gana la vida con sus productos de elaboración propia que contribuyen al gusto familiar por la cocina hecha con amor.

Y no me nieguen que hoy está especial para clavarle el diente a una pizza hecha en casa con mucho queso, huevo y perejil, o para experimentar con algunas variedades de cebolla, o morrones, o las tradicionales con salame, no sé ustedes digan. ¿Qué opinan?