Euforia financiera tras el swap con Estados Unidos: suben los bonos y baja el riesgo país
La volatilidad actual expone cómo el humor de los mercados puede cambiar en cuestión de horas según señales de respaldo político y financiero internacional. La pregunta de fondo es si la Argentina aprovechará este respiro para avanzar en reformas que le permitan recuperar autonomía económica, o si seguirá atrapada en un ciclo de euforias pasajeras y dependencias crecientes.

Los mercados reaccionaron con fuerte optimismo al anuncio de negociaciones por un swap de 20.000 millones de dólares entre Argentina y Estados Unidos.
Los bonos soberanos en Wall Street treparon hasta un 11% y el riesgo país perforó los 1.000 puntos básicos, en lo que muchos analistas consideran una señal de respaldo externo inmediato. El efecto contagió también a las acciones argentinas, con el S&P Merval en alza y bancos y energéticas liderando las subas en torno al 8% al 11%.
El alivio también se trasladó al frente cambiario: el dólar, que había escalado por encima de los $1.500, retrocedió hasta ubicarse en torno a los $1.385 en el Banco Nación, con un mayorista en $1.369. La señal de Washington otorgó una pausa a la presión sobre el peso y mejoró momentáneamente las expectativas.
Sin embargo, detrás de la euforia, los fundamentos estructurales de la economía argentina siguen sin resolverse. El rebote de los activos refleja la dependencia del país a anuncios externos antes que a la solidez de su propio programa económico. El swap y la posibilidad de asistencia vía crédito stand-by otorgan liquidez y despejan el corto plazo, pero también consolidan una dinámica de subordinación financiera frente a Estados Unidos.