16 de julio de 2025

El peronismo vuelve a triunfar en Rosario después de 52 años y marca un nuevo rumbo político

La histórica victoria de Juan Monteverde en Rosario representa mucho más que un resultado electoral. Por primera vez en más de medio siglo, el peronismo logra imponerse en la ciudad, sacudiendo el tablero político santafesino y generando un nuevo escenario de gobernabilidad local.

Ph: C5N

Monteverde, referente del frente Más para Santa Fe, alcanzó el 30,58% de los votos, dejando atrás a Juan Pedro Aleart (La Libertad Avanza), que obtuvo el 28,81%, y a Carolina Labayru (Unidos para Cambiar Santa Fe), que se quedó con el 25,63%. Los datos reflejan un claro corrimiento del electorado hacia una propuesta con fuerte impronta social, en un contexto signado por la inseguridad, la crisis económica y el desencanto con los espacios tradicionales.

En su discurso, Monteverde dejó en evidencia el tono que buscará imprimirle a su gestión: unidad, diálogo y un proyecto de ciudad inclusivo. “Rosario no necesita más divisiones y la Argentina no necesita más ruidos”, sentenció, convocando al oficialismo y la oposición a recomponer el diálogo. Su triunfo fue interpretado como una señal de que la ciudadanía demanda acuerdos y políticas concretas, tras años de conflictos políticos y promesas incumplidas.

Al mismo tiempo, Monteverde no ignoró la preocupante baja participación: apenas votó el 48,33% del padrón rosarino. Reconoció el desafío de reconstruir la confianza en la democracia local, remarcando que “esa mayoría silenciosa es producto de desilusiones” y que el peronismo tiene dos años para convencer a esos votantes de volver a las urnas.

Los festejos en la sede de campaña reflejaron el impacto de un triunfo largamente esperado. La última victoria peronista en Rosario había ocurrido en 1972, en un contexto completamente distinto. Por eso, la alegría de la militancia fue también una expresión de revancha simbólica tras décadas de hegemonía de fuerzas opositoras.

Analistas locales coinciden en que este resultado implica no solo un golpe a La Libertad Avanza, que venía de buenas elecciones, sino también un llamado de atención al oficialismo provincial, que quedó relegado a un sorpresivo tercer puesto.

Monteverde parece haber comprendido el hartazgo de una ciudad atravesada por el miedo, la desigualdad y la violencia, y ofreció un discurso que combina la épica del cambio con la necesidad de construir consensos. El desafío que asoma para el nuevo concejal peronista será sostener esas promesas y traducirlas en hechos concretos, en una ciudad que sigue siendo compleja y fragmentada.

Su triunfo, más allá de lo cuantitativo, simboliza la posibilidad de un nuevo comienzo para Rosario. Y plantea un interrogante clave: ¿será capaz el peronismo de consolidar este avance histórico en los próximos años, o solo se trata de un voto de protesta circunstancial?

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