13 de noviembre de 2025

Bullrich culpó al feminismo por los femicidios y defendió la dependencia de Milei con Estados Unidos

En declaraciones realizadas durante una entrevista en un programa de streaming, la ministra de Seguridad afirmó que el movimiento feminista habría generado un “desequilibrio” que “se viene en contra” y explicó la violencia machista como una suerte de reacción vengativa ante el empoderamiento de las mujeres.

Ph: Agencia NA/José Scalzo

Patricia Bullrich volvió a quedar en el centro de la polémica al responsabilizar al feminismo por la creciente ola de femicidios en la Argentina.

El planteo de la funcionaria no solo generó indignación en redes sociales y en el movimiento feminista, sino que expuso una visión peligrosa: colocar en las víctimas y en quienes luchan por sus derechos la responsabilidad de los crímenes que padecen.

La argumentación de Bullrich refuerza estereotipos que invisibilizan el problema estructural de la violencia de género y, en lugar de atender la deuda del Estado en materia de prevención, protección y justicia, traslada la culpa a las propias mujeres.

La ministra, además, aprovechó su exposición pública para confrontar con los gobernadores que cuestionan el alineamiento internacional del Gobierno. En una conferencia de prensa en Mar del Plata, sostuvo que “las provincias cada diez minutos le piden plata al Gobierno nacional”, en un intento de deslegitimar los reclamos de recursos que hoy atraviesan las administraciones locales frente a la caída de la recaudación y el ajuste.

En paralelo, Bullrich destacó el apoyo de Donald Trump a Javier Milei y relativizó las críticas por la dependencia del país respecto de Estados Unidos, marcando un contraste con la política exterior que antes había establecido vínculos con China. Para la funcionaria, ese acercamiento no representa una contradicción, sino un “aval inédito” que, bajo su mirada, potencia la llegada de inversiones.

Sin embargo, la combinación de sus declaraciones abre un frente político complejo. Por un lado, la ministra se muestra alineada a una estrategia que revaloriza la subordinación geopolítica como si fuese una fortaleza, mientras que, por otro, sus palabras sobre el feminismo exhiben un retroceso discursivo en la agenda de derechos. En lugar de abordar con seriedad una problemática que se cobra la vida de una mujer cada 29 horas, Bullrich la reduce a una supuesta consecuencia del “feminismo extremo”, negando la raíz machista y patriarcal de los femicidios.

El resultado es una doble operación: justificar el ajuste económico en nombre de la “disciplina fiscal” y responsabilizar a las mujeres por la violencia que las asesina. En esa combinación se dibuja el perfil político que la ministra busca consolidar: un discurso duro que, lejos de resolver las urgencias sociales, las coloca en un terreno de negación y confrontación ideológica.

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