Argentina avanza en su ingreso a la OCDE y busca legitimar su rumbo económico
Más que un trámite diplomático, el proceso ante la OCDE pone a prueba la capacidad del país para alinear su política económica con los estándares de gobernanza global, en un momento de ajuste interno y redefinición del rol del Estado.

Argentina presentó oficialmente su memorando de adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un paso clave en el proceso para incorporarse a este selecto grupo de 38 países que agrupa a las principales economías con regímenes democráticos consolidados.
La entrega del documento, encabezada por el canciller Pablo Quirno ante el secretario general de la organización, Mathias Cormann, marca el inicio de la fase técnica del proceso de ingreso, que incluirá la revisión exhaustiva de políticas públicas, normas e instituciones nacionales.
“El proceso de adhesión complementa el programa de reformas económicas de Argentina y busca reforzar las bases del crecimiento a mediano y largo plazo”, señaló Cormann durante su visita a Buenos Aires. Desde Cancillería, en tanto, se destacó que el memorando sintetiza el trabajo técnico de distintas áreas del Gobierno para evaluar la compatibilidad del marco normativo argentino con los estándares internacionales de la OCDE.
El documento entregado constituye una autoevaluación preliminar sobre la armonización de las leyes, políticas y prácticas locales con los parámetros que exige la organización, y da inicio al diálogo con 25 comités de expertos que revisarán las políticas nacionales en materia de transparencia, competencia, inversión, medioambiente, gobernanza y comercio, entre otros ámbitos.
El proceso de incorporación podría extenderse varios años y requerirá una convergencia gradual hacia las reglas institucionales y económicas de los países miembros. Argentina, que inició su aspiración formal en 2016 durante la gestión de Mauricio Macri, busca con este avance no solo integrarse al foro de economías desarrolladas, sino también enviar una señal de previsibilidad y compromiso con las reformas estructurales ante los mercados internacionales y los organismos multilaterales.
Sin embargo, el desafío no es menor: el ingreso pleno exigirá demostrar estabilidad política, sostenibilidad fiscal, fortalecimiento institucional y respeto por la independencia técnica de los organismos de control.
