31 de octubre de 2025

Alarma mundial: Estados Unidos se prepara para atacar bases militares de Venezuela

La ofensiva militar, impulsada por la Administración Trump y respaldada en la supuesta destrucción del cártel Soles, transforma la lucha contra el narcotráfico en una táctica de presión geopolítica.

El gobierno de Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump, ha intensificado dramáticamente su presión sobre Venezuela, pasando de las sanciones económicas a la amenaza de acción militar directa.

La decisión de desplegar buques destructores para un posible ataque contra «bases militares utilizadas por la organización de narcotráfico dirigidas por Maduro» —el denominado cártel Soles— configura un escenario de máxima tensión en el Caribe, con medios locales advirtiendo que los bombardeos «podrían ocurrir en cualquier momento» .

Este movimiento se enmarca, según el informe original, en una nueva fase de la campaña contra el cártel Soles, al que funcionarios estadounidenses vinculan con la exportación de cerca de 500 toneladas anuales de cocaína. De forma simultánea a la filtración de la orden de ataque, la cuenta oficial del Comando Sur ha publicado videos de ejercicios con fuego real en el mar Caribe, un claro mensaje de fuerza dirigido a Caracas.

La justificación de la Casa Blanca para una ofensiva militar, centrada en la lucha contra el narcotráfico, requiere un análisis crítico. Aunque las acusaciones de vínculos entre altos funcionarios venezolanos y el tráfico de drogas han sido recurrentes por parte de Washington (llevando incluso a imputaciones por «narcoterrorismo» contra el propio Nicolás Maduro en 2020), la decisión de atacar bases militares de un Estado soberano bajo esta única premisa levanta serias preocupaciones sobre la legalidad internacional y los verdaderos objetivos de la acción.

Precedente de intervencionismo

La vinculación de líderes extranjeros con el crimen organizado ha servido históricamente como una justificación para la intervención o el cambio de régimen. Al centrar la narrativa en la destrucción de instalaciones militares de un país soberano para «desmantelar» un cártel, EE.UU. UU. establece un peligroso precedente de uso de la fuerza sin un mandato internacional claro (como el del Consejo de Seguridad de la ONU) o la invocación de un ataque directo a su territorio.

Motivación política y simbólica

El gran despliegue militar, que fuentes cercanas a la Casa Blanca sugieren busca que Maduro «se encuentre atrapado» e incluso fomentar una potencial revuelta interna para su captura, parece ir mucho más allá de una simple operación antidrogas. Esto sugiere que la ofensiva tiene una fuerte carga política, buscando debilitar al gobierno venezolano o, incluso, acelerar su caída. El hecho de que se nieguen a confirmar si Maduro es el objetivo final añade una capa de ambigüedad calculada.

Riesgo de escalada regional

La acción de EE. UU. UU. implica un riesgo de escalada militar a gran escala. Aunque la campaña se dirige formalmente contra el narcotráfico, un ataque a bases militares venezolanas podría ser interpretado por el gobierno de Caracas como un acto de guerra directa, impulsando a una respuesta militar y desestabilizando aún más la región del Caribe y América Latina.

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