Ya es oficial el aumento del 1,88% en jubilaciones y asignaciones
Con este ajuste, el haber mínimo garantizado será de 326.298,38 pesos y el máximo alcanzará 2.195.679,22 pesos.

La Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) oficializó un incremento del 1,88% en jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares a partir de octubre, siguiendo la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) con dos meses de rezago.
Aunque la medida cumple con la fórmula de movilidad vigente, el aumento se ubica muy por debajo de la inflación mensual actual, lo que genera un efecto paradójico: la actualización protege la legalidad del sistema, pero erosiona en términos reales el ingreso de jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones.
El mecanismo de movilidad, diseñado para dar previsibilidad, queda así expuesto a la volatilidad inflacionaria, que corre mucho más rápido que los ajustes.
El impacto es heterogéneo. En el sistema previsional, la suba también abarca la Prestación Básica Universal (PBU), que pasará a 149.266,62 pesos, y la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), que quedará en 261.038,70 pesos. Para las asignaciones familiares, los montos varían según tramos de ingresos y regiones, lo que refleja la búsqueda de cierta progresividad. Sin embargo, la asignación por hijo en el tramo más bajo será de 58.631 pesos, un valor que difícilmente compense el aumento del costo de vida.
El esquema introduce además un límite de ingresos familiares: si uno de los integrantes supera los 2.403.613 pesos mensuales, el hogar queda excluido del beneficio. Esta medida apunta a focalizar recursos, aunque también tensiona a los sectores medios que perciben ingresos formales pero enfrentan gastos crecientes.
En términos políticos, el ajuste del 1,88% refuerza un dilema de fondo: el Estado sostiene la indexación por IPC como señal de compromiso con la movilidad, pero la brecha entre la actualización nominal y la inflación real sigue empujando a la baja el poder adquisitivo de millones de personas. En paralelo, la actualización automática de topes de aportes al SIPA evidencia que el sistema previsional continúa absorbiendo la presión inflacionaria sin ofrecer un horizonte de recomposición real para sus beneficiarios.
Más que una mejora, la suba oficializada es un reflejo de la tensión entre el marco normativo y la dinámica económica. Garantiza que los haberes se ajusten en términos formales, pero al mismo tiempo confirma que, en la práctica, jubilados, pensionados y familias seguirán perdiendo contra la inflación.