Triple femicidio en La Matanza: la autopsia revela torturas y ensañamiento como método mafioso
Los informes periciales señalan que las tres jóvenes fueron sometidas a torturas antes de morir, lo que refuerza la hipótesis de un crimen con motivaciones disciplinarias vinculadas al accionar de una organización criminal.

Los resultados preliminares de las autopsias de Brenda Castillo, Morena Verri y Lara Morena Gutiérrez confirmaron que el triple femicidio en Florencio Varela fue producto de una violencia planificada y cargada de crueldad.
El detalle forense expone un cuadro de horror: fractura de cráneo y golpes aplastantes en el rostro de una de las víctimas; luxación cervical, manos y pies atados, y heridas postmortem en otra; cortes profundos, quemaduras en los dedos y ensañamiento extremo en la menor de edad, que habría sido torturada en vida para forzar información.
La cronología ubica los hechos entre la medianoche y las dos de la mañana del sábado, tras haber sido atraídas a la vivienda mediante un engaño económico.
La amenaza previa a la adolescente —“Devolve lo que robaste”— conecta el caso con un móvil de disciplinamiento narco, en línea con las primeras pistas que vinculan a los autores con una banda que utiliza la violencia extrema como herramienta de control y advertencia.
En este sentido, la brutalidad no parece responder a un arrebato, sino a un mensaje deliberado: exhibir la capacidad de castigo para sostener poder dentro de la estructura criminal.
El triple femicidio no solo desnuda la vulnerabilidad de las jóvenes frente a redes que las engañaron con promesas económicas, sino que también refleja un salto cualitativo en las prácticas mafiosas locales. El ensañamiento, la puesta en escena y la tortura como método persuasivo evocan dinámicas propias de organizaciones que buscan infundir terror más allá de la víctima directa, instalando un clima de miedo en todo su entorno social.