Triple Crimen de Varela: Kicillof lo calificó de «narcofemicidio»
Las tres víctimas, Lara, Brenda y Morena, fueron asesinadas con una violencia extrema que la fiscalía caratuló como «homicidio calificado… por alevosía y ensañamiento, y por ser cometido por un hombre contra una mujer mediante violencia de género.»

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, elevó el tono político tras el estremecedor triple crimen de Florencio Varela, calificándolo de «narcofemicidio» y utilizándolo para exigir una estrategia federal y unificada contra el narcotráfico en Argentina.
Kicillof amalgamó esta descripción judicial con el contexto delictivo para acuñar el término «narcofemicidio,» buscando vincular la violencia machista con el accionar de bandas narco.
Análisis Crítico: La General Paz como Línea Divisoria del Crimen
El eje central del mensaje de Kicillof es un fuerte reclamo de federalización de la respuesta penal. El gobernador argumentó que el caso es, por naturaleza, «un hecho federal e interjurisdiccional» debido a que, si bien las víctimas residían en La Matanza, frecuentaban el Bajo Flores y la banda criminal identificada tenía su «epicentro en la Capital Federal».
Esta lectura analítica del caso tiene una implicancia política directa:
Crítica a la Fragmentación: Al afirmar que es «absolutamente absurdo pensar que se va a poder resolver de un lado o del otro de la General Paz,» Kicillof subraya la insuficiencia de las respuestas jurisdiccionales aisladas ante crímenes que trascienden las fronteras provinciales y municipales. Es una crítica implícita a la falta de coordinación y la necesidad de una intervención más activa de la Justicia y las Fuerzas federales.
Narcotráfico y Ausencia Estatal: El gobernador vinculó el avance del narcotráfico directamente con la ausencia del Estado en el tejido social, señalando que «cuando las oportunidades de los pibes y las pibas son escasas, cuando su futuro se desdibuja, crece el narco.» Esta perspectiva no solo demanda más seguridad, sino también inversión pública en educación, salud y seguridad como herramientas preventivas para disputarle el territorio y el capital humano a las redes criminales, basándose en la experiencia internacional.
Si bien Kicillof destacó la rápida actuación de la Policía provincial para evitar la impunidad de un hecho que «fue urdido y planificado para que los cuerpos de las víctimas desaparecieran,» su mensaje trasciende lo policial. El uso del término «narcofemicidio» y la exigencia de una «estrategia seria y nacional» posicionan este brutal crimen como una oportunidad política para reabrir el debate sobre cómo el Estado Nacional debe abordar la complejidad del narcotráfico, especialmente en las grandes urbes, donde el crimen organizado se nutre de la vulnerabilidad social.