Textil culpa a la importación china mientras el sindicato denuncia maniobras y falta de visión empresarial
Esta decisión encendió la alarma sindical y la protesta de los trabajadores, lo que obligó al Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires a dictar la conciliación obligatoria, suspendiendo temporalmente los despidos masivos.

La histórica firma textil Hazan Silvia de Lanús anunció el cierre de su planta y el despido de sus 50 operarios, alegando una imposibilidad de competir con la «apertura indiscriminada de importaciones», especialmente provenientes de China.
El conflicto en Hazan Silvia, que emplea a 40 afiliados a la Asociación Obrera Textil (AOT) y 10 fuera de convenio, es un nuevo y preocupante síntoma de la crisis que atraviesa el sector textil, golpeado por la política económica y la competencia externa.
La doble crítica: importación y falta de compromiso
La noticia se aborda con un enfoque doblemente crítico. Por un lado, el titular de la AOT delegación sudoeste, Guillermo Aguilar, valida la problemática estructural del sector: «No podemos competir con productos de China ni con la apertura indiscriminada de importaciones». Este es el eje central del lamento empresarial y sindical, reflejando el impacto de un tipo de cambio y aranceles que favorecen el ingreso de productos extranjeros a bajo costo, desmantelando la producción nacional.
Sin embargo, el dirigente gremial va más allá de la justificación macroeconómica de la empresa, dirigiendo un duro cuestionamiento a la gestión y ética del propietario de Hazan Silvia:
Ayudas no aprovechadas: Aguilar afirmó que la firma «no aprovechó las oportunidades que se le dieron», mencionando asistencia provincial (PREBA), exenciones en cargas sociales y un crédito del Banco Provincia, sugiriendo una falta de visión o intención de sostener la producción.
Maniobras legales: La crítica más severa apunta a la sospecha de que el dueño está buscando un cierre abrupto para evitar el pago total de las indemnizaciones. El sindicato teme que la empresa recurra a «maniobras» para obligar a los trabajadores a «terminar arreglando migajas porque no puede esperar un juicio», lo que pone en duda la buena fe en el proceso de quiebra/cierre.
Pasado de ganancias: El sindicato lamentó que, tras «25 años que gana plata», la empresa decida dejar de forma repentina a 50 familias en la calle.
La crisis regional: un efecto dominó
El cierre de Hazan Silvia no es un hecho aislado en el conurbano sur. Aguilar confirmó que es «la segunda fábrica que cierra en la zona» en poco tiempo, sumada al cese de una fábrica de frazadas (20 trabajadores) y 40 despidos en una tejeduría de Burzaco.
Estos datos consolidan una tendencia preocupante: la crisis textil está generando un efecto dominó de despidos en la región, lo que intensifica la presión sobre el Gobierno para que «cambie el rumbo de la economía y se ocupe de la producción».
La conciliación obligatoria, impulsada por la protesta sindical y el apoyo de la CGT regional, las dos CTA y las 62 Organizaciones Peronistas, abre una ventana de negociación esta semana. El objetivo es claro: buscar una alternativa real que evite el cierre definitivo y, en su defecto, garantizar que los trabajadores reciban las indemnizaciones completas y no «migajas».
