Santiago del Estero celebra su identidad con la Marcha de los Bombos: un latido colectivo de cultura y tradición
Santiago del Estero volvió a vibrar con la Marcha de los Bombos, una celebración profundamente arraigada en la identidad santiagueña que cada año convoca a miles de personas de todo el país. Este encuentro cultural, que tuvo lugar este sábado anterior al aniversario de la “Madre de Ciudades”, no solo es una fiesta popular, sino también una reafirmación del patrimonio intangible del norte argentino.

La marcha, que recorre las calles de la capital santiagueña al ritmo hipnótico de cientos de bombos legüeros, representa un homenaje a la historia, la música, y el alma del pueblo santiagueño. Inspirada por la figura de don Sixto Palavecino y organizada desde 2003 por agrupaciones culturales como la del músico Juan Saavedra, la convocatoria ha crecido hasta convertirse en un fenómeno multitudinario que fusiona el folclore, la danza, la devoción popular y la resistencia cultural.
El evento comienzó a primera hora de la mañana con columnas que partieron desde distintos puntos cardinales de la ciudad y de localidades vecinas, guiadas por bombistas, músicos y bailarines.
La marcha no tiene consignas políticas ni partidarias: su único emblema es el sonido del bombo, símbolo del corazón del monte y de la memoria ancestral.
Para muchos santiagueños, esta manifestación es también una forma de resistencia frente a la homogeneización cultural y al olvido de las raíces. El bombo legüero —instrumento heredado de las culturas originarias y revalorizado por el folclore argentino— se transforma durante la marcha en una voz colectiva que celebra la diversidad, la pertenencia y el orgullo por una tierra rica en tradiciones.
Además de su dimensión local, la Marcha de los Bombos se ha consolidado como un atractivo turístico y cultural de relevancia nacional. Visitantes de diversas provincias llegan a Santiago para participar de una experiencia que no es meramente musical, sino profundamente emocional.
En cada golpe del parche, en cada pañuelo al viento, se expresa una identidad viva, en movimiento, que renueva año tras año el lazo entre pasado y presente.

La Marcha de los Bombos no es solo una fiesta. Es una ceremonia popular, una afirmación de la cultura santiagueña y un mensaje de unidad que, al compás del bombo, sigue marcando el ritmo del corazón del país.
