Rastros de cocaína en Curupaity confirman que Santa Fe es centro de las rutas aéreas del narcotráfico boliviano
El hallazgo de una nueva avióneta abandonada en un campo de trigo de Curupaity , en el departamento San Cristóbal de Santa Fe , ha encendido nuevamente las alarmas sobre la consolidación de rutas aéreas clandestinas utilizadas para el tráfico de cocaína desde Bolivia .

La aeronave, que exhibía matrícula y bandera boliviana, fue detectada por un productor rural, lo que desencadenó un operativo de la Policía local y la Gendarmería Nacional .
Los peritajes de la Gendarmería resultaron concluyentes: los perros antinarcóticos reaccionaron positivamente al olfatear el fuselaje, confirmando que la avióneta fue utilizada para el transporte de cocaína.
Si bien la carga fue retirada antes de la llegada de las autoridades, el hallazgo de combustible y ropas abandonadas sugiere una salida apresurada de los responsables, quienes probablemente abandonaron el vehículo tras completar la «bajada de droga». El caso ha quedado en manos de la Fiscalía Federal de Rafaela , por tratarse de un delito de índole federal.
La preocupante frecuencia de los «narcoaviones fantasma»
Este incidente en Curupaity es particularmente grave porque se suma a una lista de seis aeronaves abandonadas o siniestradas halladas en la región en lo que va del año, evidenciando una intensa actividad del crimen organizado en los cielos de Santa Fe y sus alrededores.
El contexto se agrava tras la reciente detención de Brian Bilbao , un narcotraficante rosarino especialista en la distribución de droga mediante «taxi aéreo». De hecho, este nuevo hallazgo se relaciona directamente con un caso anterior del 11 de noviembre en Arequito , donde otra avióneta fue encontrada con 60 kilos de cocaína, vinculada a una descarga realizada para el mencionado narcotraficante.
Otros antecedentes recientes incluyen aviones hallados con rastros de cocaína en Pergamino y Colón (agosto), y restos calcinados en La Vanguardia (julio) y Manuel Ocampo (junio). La tendencia confirma la utilización sistemática de las vastas zonas rurales del centro del país como puntos de descarga clave para la logística narco, que ingresa la droga desde el norte, principalmente desde Bolivia , para su posterior distribución o exportación.
