15 de octubre de 2025

¿Quién gobierna en Argentina?: revelan que la embajada de EE.UU. UU. monitorea a diputados claves

La Embajada de EE.UU. UU. no actúa simplemente como observadora, sino como un actor político más dentro del sistema argentino, con capacidad para ejercer presión directa sobre el Poder Legislativo y con ello moldear el marco político que asegure la continuidad de sus intereses en la región.

En un episodio que arroja una sombra de inquietud sobre la autonomía legislativa y la soberanía política argentina, se ha revelado que la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires convocó directamente a diputados nacionales para discutir la «coyuntura del país».

La noticia, confirmada por el diputado Oscar Agost Carreño, en el programa de Nancy Pazos por Radio 10, adquiere una dimensión crítica dado que las reuniones se efectuaron en las mismas horas en que el presidente Javier Milei se encontró de visita oficial en Washington DC

El líder de la bancada del Encuentro Federal, Miguel Ángel Pichetto, fue el primero en admitir la convocatoria, la cual, según Agost Carreño, se gestionó bajo la excusa de «tomar un café» con parte del equipo diplomático.

La presunción de que la cita no fue exclusiva para Pichetto —ya que este «no sabía que estaba el resto de los diputados» en la misma, según el relato— eleva la preocupación sobre la magnitud de esta operación diplomática.

El contexto crítico de la gira presidencial

La interferencia diplomática directa en la agenda de los legisladores argentinos mientras el jefe de Estado negocia en el extranjero no puede interpretarse como un simple acto de cortesía diplomática. Por el contrario, este accionar sugiere una estrategia deliberada por parte de Washington para sondear, influir y potencialmente alineal a figuras políticas clave del Congreso en un momento de alta sensibilidad geopolítica. En un análisis más profundo, esto evidencia un claro patrón de tutelaje político por parte de la potencia del Norte, que parece buscar asegurar el pulso político interno más allá de los compromisos formales con el Poder Ejecutivo.

La conversación, según Agost Carreño, se centró en cómo Pichetto «veía las cosas» y en sus opiniones ya conocidas públicamente. Sin embargo, el momento de la convocatoria y la necesidad de recurrir a contactos directos con el Congreso, saltándose los canales habituales con la Cancillería argentina, plantea serios interrogantes sobre la confianza o la evaluación de la Embajada respecto a la estabilidad y la dirección del gobierno de Milei.

La fragilidad de la soberanía en la agenda de EE. UU.

El hecho se vuelve más agudo al considerar las recientes declaraciones de Milei desde Washington, donde, tras una reunión calificada de «tensa», citó una advertencia directa: «si el país se aleja de la senda de las ideas de la libertad para volver al populismo, Estados Unidos dejará de apoyar a nuestro País». Esta declaración, que explícita la condicionalidad del apoyo de EE.UU. UU. a la orientación ideológica de la política interna argentina, se complementa de forma siniestra con la presión ejercida sobre los legisladores en Buenos Aires.

En última instancia, lo denunciado por el diputado Agost Carreño no solo expone la vulnerabilidad de la clase política argentina a las presiones externas, sino que también revela la profunda dependencia política y financiera del país.

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