16 de julio de 2025

Petri habría facilitado a su pareja, Cristina Pérez, un vehículo con chofer y custodia federal

La reciente denuncia del periodista Eduardo Feinmann sobre la utilización de recursos estatales por parte de Luis Petri, actual ministro de Defensa, para el beneficio personal de su pareja, Cristina Pérez, plantea serias interrogantes sobre la ética en la administración pública y la responsabilidad de los funcionarios en el uso del aparato estatal.

Según Feinmann, Petri habría facilitado a su pareja un vehículo con chofer y custodia federal, perteneciente al ministerio que encabeza, para sus desplazamientos diarios.

Este tipo de prácticas no solo son cuestionables desde un punto de vista moral, sino que también vulneran la confianza pública en las instituciones.

La crítica de Feinmann, aunque enmarcada en una guerra mediática entre canales, revela un punto esencial: el uso de recursos públicos debería estar estrictamente limitado a fines oficiales y no personales.

La imagen de un ministro que utiliza un vehículo del Estado para llevar a su pareja al trabajo no solo resulta inconveniente, sino que también refleja una falta de discernimiento en la separación entre lo público y lo privado. La pregunta que surge es: ¿Qué mensaje se envía a la ciudadanía cuando un funcionario se aprovecha de su posición para el beneficio personal de su círculo íntimo?

Más allá de la controversia que rodea a este tema, el contexto político actual también añade una capa de complejidad. La figura de Luis Petri ha sido objeto de críticas por su aparente falta de conocimiento en asuntos de defensa, lo que lleva a cuestionar su idoneidad para el cargo.

La acusación de que no sabe distinguir entre un tanque de guerra y un calefón no hace más que profundizar la desconfianza hacia su gestión. En un ministerio tan crucial como el de Defensa, la competencia y experiencia son esenciales, y los escándalos de este tipo solo contribuyen a minar aún más la legitimidad de su liderazgo.

La denuncia también pone de relieve la responsabilidad que tienen los medios de comunicación, en especial aquellos que se alinean con el poder, de ejercer un periodismo crítico y riguroso. Aunque Feinmann es conocido por su cercanía al gobierno, su disposición a cuestionar a un ministro de su propio entorno es un recordatorio de que la rendición de cuentas es fundamental, independientemente de las lealtades políticas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *