30 de septiembre de 2025

Para Milei son «chimentos” las acusaciones contra Espert, pero la Justicia de EE.UU. lo vincula con un narco detenido

El caso desnuda una paradoja: un gobierno que se presenta como adalid de la lucha contra la “casta” y contra las mafias, pero que frente a una sospecha de narcotráfico en sus filas recurre a la descalificación discursiva en lugar de promover la transparencia.

Ph: C5N

La defensa cerrada del presidente Javier Milei a José Luis Espert, a quien respaldó calificando de “chimentos de peluquería” las denuncias que lo conectan con el empresario Antonio Fredy Machado, vuelve a poner en tensión la relación entre política, Justicia y credibilidad institucional.

El mandatario eligió blindar a su aliado en plena campaña, relativizando documentos oficiales de la Justicia de Estados Unidos que registran un giro de 200 mil dólares a favor del diputado en 2020, proveniente de un hombre hoy acusado de narcotráfico, fraude y lavado de dinero.

El argumento presidencial de que se trata de “operaciones mediáticas” reitera un libreto ya utilizado en otras oportunidades: descalificar cualquier señalamiento como parte de una conspiración electoral. Sin embargo, lo que está en juego no es un rumor, sino pruebas documentales incorporadas a una causa judicial internacional. En ese contraste radica la contradicción central: mientras Milei habla de “ensuciar” a Espert, la Justicia norteamericana exhibe registros concretos.

La presentación que prepara Juan Grabois ante la Justicia federal de San Isidro, que incluirá a otros referentes libertarios como Lilia Lemoine, Luis Rosales y Nazareno Etchepare, podría escalar la presión sobre el oficialismo. Que el propio Presidente desestime de plano una denuncia sustentada en planillas contables y en una investigación internacional sobre narcotráfico abre la sospecha de un doble estándar: exigir transparencia hacia afuera, pero minimizar cuando los señalados son del propio espacio.

El trasfondo político es claro. En medio de un contexto económico adverso y con elecciones legislativas en el horizonte, el oficialismo no puede permitirse un golpe de credibilidad. Por eso Milei elige cerrar filas, aunque al costo de relativizar la gravedad de una acusación que, de confirmarse, comprometería no solo a Espert sino a la integridad del proyecto libertario.

La pregunta inevitable es si la estrategia de negar y blindar podrá contener un escándalo que ya excede la política local y que está documentado por la Justicia de Estados Unidos.

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