16 de julio de 2025

Nuevos datos oficiales sobre desempleo: se perdieron casi 200.000 empleos registrados y no hay señales de recuperación en 2025

A contramano del discurso oficial que habla de estabilidad y “reordenamiento”, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) revelan una cruda realidad: desde diciembre de 2023, bajo la gestión de Javier Milei, el país perdió 195.674 puestos de trabajo registrados.

Es una caída masiva del empleo formal que afecta al sector privado, al público y a las trabajadoras de casas particulares, sin que se avizore un cambio de tendencia en lo que va de 2025.

Lejos de un rebote económico, el mercado laboral está inmerso en una profunda parálisis, con oscilaciones mínimas que no alcanzan para revertir el deterioro acumulado. En marzo de 2025, por ejemplo, se registraron 7.300 empleos menos que en el mes anterior.

El informe del SIPA no deja margen para la interpretación optimista: desde noviembre de 2023 hasta marzo de este año, se perdieron más de 115.000 empleos privados. En el mismo lapso, el Estado despidió a 58.210 personas y se dieron de baja más de 22.000 puestos en el trabajo doméstico.

Mientras tanto, el único sector que muestra crecimiento es el del monotributo, con casi 75.000 nuevos inscriptos. Pero lejos de representar una expansión genuina del empleo independiente, esta tendencia refleja una precarización forzada: trabajadores que, ante la pérdida de empleos formales, buscan mantenerse activos bajo un régimen sin estabilidad, sin aguinaldo, sin vacaciones pagas ni cobertura por despido. El crecimiento del monotributo, en este contexto, es menos un síntoma de dinamismo y más una evidencia de exclusión.

El informe también advierte que el mercado laboral ha entrado en una “meseta” desde mediados de 2024. La creación de empleo está estancada en niveles mínimos, y la caída en la industria y la construcción —dos sectores clave para la generación de trabajo formal— explica en buena parte esta parálisis. “El empleo no se enteró del rebote”, ironiza el investigador Luis Campos, de la CTA Autónoma, en alusión a los relatos oficiales sobre una incipiente recuperación económica.

Lo que se está configurando, en términos estructurales, es una economía que no crea empleo registrado y que reemplaza estabilidad por informalidad. La supuesta “libertad” del mercado no está generando oportunidades, sino precariedad: se pierden trabajos protegidos y se reemplazan por alternativas más baratas, inestables y desreguladas.

El relato oficial insiste en que el Estado “ajusta donde hay grasa”, pero los números muestran que el ajuste se siente en los huesos del tejido laboral argentino. No hay signos de repunte y, a pesar del optimismo gubernamental, las cifras no dan respiro: casi 200.000 empleos formales destruidos en menos de un año, con una economía estancada y salarios licuados.

Si el empleo es uno de los pilares de la inclusión social, el panorama actual es alarmante. En lugar de impulsar políticas activas para sostener la producción y proteger el trabajo, el rumbo elegido profundiza la exclusión. El mercado laboral no necesita discursos, necesita políticas que lo empujen. Por ahora, lo único que crece es la incertidumbre.

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