6 de octubre de 2025

Milei, Espert y la “venganza kirchnerista”: el riesgo de un presidente que se adjudica la Justicia

El caso Espert dejó a los libertarios en una situación incómoda: necesitó recurrir al PRO y a Diego Santilli para cubrir un vacío y mostrar fortaleza. Milei, en cambio, optó por redoblar la apuesta ideológica. En lugar de explicar cómo afectará este episodio al oficialismo, decidió convertirlo en una prueba de lealtad frente a su cruzada contra el kirchnerismo.

El escándalo por la renuncia de José Luis Espert a su candidatura en la provincia de Buenos Aires sigue generando repercusiones políticas y discursivas.

Esta vez fue el propio presidente Javier Milei quien eligió defender a su aliado con una declaración que no pasó desapercibida: aseguró que la polémica fue una “operación kirchnerista” y, más aún, se adjudicó haber tomado la decisión de que Cristina Kirchner vaya presa.

En una entrevista televisiva, Milei elogió la “nobleza” de Espert al dar un paso al costado, pero insistió en que el economista es víctima de un ataque orquestado. El Presidente llevó la discusión a un terreno ideológico extremo: calificó el episodio como una represalia de quienes, según él, no soportan que haya sido “el primer presidente que tomó la decisión de que Cristina vaya presa”.

La frase no solo dispara un impacto político inmediato —por la confrontación directa con el kirchnerismo— sino que también abre un interrogante institucional de fondo. Al proclamarse como el responsable de una decisión judicial, Milei borra la frontera entre los poderes del Estado y se coloca a sí mismo como ejecutor de la Justicia, debilitando el principio republicano de independencia. La declaración, en ese sentido, más que fortalecer su discurso anticasta, alimenta las críticas de quienes lo acusan de concentrar poder y erosionar las instituciones.

En el plano político, la jugada busca blindar a La Libertad Avanza frente al costo de la salida de Espert y reconfigurar el debate público: desplazar el eje desde los vínculos con el narcotráfico hacia la confrontación con el kirchnerismo. La estrategia puede ser efectiva en términos de campaña, pero deja expuesto un dilema: cuanto más se apoya en la narrativa del enemigo externo, menos responde a las preguntas sobre las inconsistencias internas de su propio espacio.

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