La trampa del enfriamiento: tasas altas y falta de crédito castigan la producción del agro
El gran dilema que plantea el campo es si la estabilidad macroeconómica puede lograrse a costa de asfixiar financieramente a su principal motor productivo.

El sector agroindustrial, principal motor económico y generador de divisas de la Argentina, muestra síntomas inequívocos de desaceleración , según el último informe de Coninagro.
Pese a que las exportaciones se mantienen firmes, la pérdida de impulso productivo y el deterioro de casi la mitad de los indicadores sectoriales encienden una luz de alerta que exponen las falencias de la política económica actual.
El diagnóstico es claro y severo: el encarecimiento del financiamiento tras la suba de tasas de interés actuó como un verdadero freno de mano sobre la producción, las ventas y, crucialmente, la inversión. El sector se encuentra atrapado en una paradoja económica donde un marco macrofinanciero adverso sofoca el crecimiento del único sector con capacidad de generar superávit comercial.
El termómetro del freno: Maquinaria y producción
El relevamiento de Coninagro mostró que una vez de los diecinueve indicadores monitoreados registraron caídas en el último mes. Los descensos más significativos se observaron en la producción de maquinaria agrícola y biodiésel , dos sectores que suelen anticipar los cambios de ciclo. La retracción en la compra de maquinaria es, según fuentes del sector, el «termómetro de la confianza productiva» . Su caída del 12% interanual refleja la cautela extrema de los productores ante la incertidumbre económica.
La desaceleración se extiende a rubros clave como la producción de alimentos y bebidas, molienda de trigo y carne aviar. Este enfriamiento no es un problema de clima o mercado externo, sino una consecuencia directa de factores financieros y de costos internos que minan la rentabilidad y la capacidad de reinversión de productores y pymes.
Ajuste estructural: la rotación de cultivos como defensa
La pérdida de dinamismo se refleja incluso en la planificación de la nueva campaña 2025/26. Aunque el área total sembrada se mantiene alta, su composición revela un ajuste estructural forzado . Los productores están priorizando cultivos como el maíz, que requieren menos financiamiento o son más rentables en el corto plazo, y retrocediendo en la superficie de soja .
Si bien la lechería y la yerba mate se mantienen como excepciones de crecimiento, el informe advierte que la alta base comparativa y la pérdida de poder adquisitivo interno ya empieza a moderar sus tasas de expansión.
En un análisis crítico, el informe de Coninagro sugiere que el país se dirige hacia un escenario «menos favorable» si no se revierten las condiciones crediticias y de costos. La alta presión impositiva y los márgenes reducidos obligan a una «prudencia» que frena la inversión, lo que inevitablemente pondrá un límite al crecimiento exportador que hoy es el único pilar que sostiene la economía.
