La inflación interrumpe su baja y vuelve a subir en junio: señales de en un contexto económico incierto
Luego de tres meses consecutivos de desaceleración, la inflación en Argentina volvió a tomar impulso en junio. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un aumento del 1,6%, una décima más que en mayo (1,5%) y una señal que inquieta tanto al Gobierno como a los analistas, que observaban con cautela la tendencia descendente de los últimos meses.

Con esta suba, la inflación acumulada en lo que va del año alcanzó el 15,1%, mientras que la variación interanual trepó al 39,4%. Si bien las cifras siguen por debajo de los picos de 2023, el freno en la baja deja en evidencia que la estabilidad de precios sigue siendo frágil y está lejos de consolidarse.
La división que más aumentó en junio fue Educación, con un 3,7%, impulsada principalmente por subas en las cuotas de los servicios educativos, un sector que en teoría debería mantenerse estable en esta etapa del año, pero que continúa registrando ajustes por detrás de la inflación pasada y la presión salarial.
En segundo lugar, se ubicó Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles con un alza del 3,4%, debido a aumentos en alquileres, expensas y servicios públicos, afectados por la bonificación salarial a encargados de edificio. Este ítem fue, además, el que mayor impacto tuvo en varias regiones del país: GBA, Pampeana, Noreste y Patagonia.
Por otro lado, las divisiones que mostraron menores incrementos fueron Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,6%) y Prendas de vestir y calzado (0,5%), dos sectores tradicionalmente sensibles para el bolsillo de los sectores populares. Sin embargo, que los alimentos suban por debajo del promedio no debería interpretarse como una buena noticia si se considera que acumulan fuertes alzas previas y que los salarios aún no recuperan poder adquisitivo.
A nivel de categorías, los precios regulados encabezaron los aumentos con un 2,2%, seguidos por el IPC núcleo (1,7%), que excluye los precios más volátiles. Por su parte, los precios estacionales mostraron una baja del 0,2%, lo que contribuyó a moderar el índice general.
Lo preocupante no es tanto la cifra puntual de junio, sino el mensaje subyacente: la inflación parece haber tocado un piso y empieza a mostrar resistencias a seguir bajando. En un contexto de paritarias tensas, tarifas pisadas y controles cambiarios, el riesgo de una nueva aceleración inflacionaria está latente. Y aunque el Gobierno ha celebrado en las últimas semanas el freno del dólar y cierta calma en los mercados, el bolsillo de la ciudadanía sigue sintiendo los efectos de un ajuste que, por ahora, no se traduce en una mejora tangible del poder de compra.