27 de noviembre de 2025

La Guerra Comercial entre la UE y EE. UU.: Estrategias y Consecuencias

Este enfrentamiento comercial no solo pondrá a prueba las estrategias comerciales y políticas de ambos bloques, sino también la capacidad de Europa para mantener su unidad y sus intereses ante la presión estadounidense. Los próximos meses serán cruciales para determinar cómo se desarrollará esta guerra comercial y si la UE logrará encontrar una respuesta eficaz frente a los desafíos impuestos por la Casa Blanca.

La guerra comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos parece estar al borde de un nuevo capítulo, ya que las tensiones comerciales aumentan y el presidente estadounidense, Donald Trump, lanza fuertes ataques contra el bloque europeo.

El conflicto, que comenzó inicialmente con China, México y Canadá, ha tomado un giro inesperado al centrarse ahora en la UE, lo que ha llevado a Bruselas a revisar sus opciones para contrarrestar las medidas impuestas por Washington.

En la última semana, Trump calificó al superávit comercial de la UE como una «atrocidad» y arremetió contra el bloque, subrayando las diferencias comerciales entre ambas regiones. En medio de este escenario, la UE, que ha disfrutado de un superávit comercial de 155.800 millones de euros en bienes frente a 104.000 millones de dólares de superávit para EE. UU. en servicios, se prepara para una posible respuesta.

Las primeras medidas europeas podrían implicar la aplicación de aranceles específicos a bienes de consumo de uso cotidiano, como los vaqueros, como ocurrió en 2018 durante el primer mandato de Trump, cuando se implementaron aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%). En su momento, Europa respondió gravando productos como el whisky Bourbon y las motos Harley-Davidson, apuntando a los estados donde Trump tenía mayor apoyo electoral.

La situación podría intensificarse aún más a partir de marzo de 2025, cuando se acabe la tregua sobre los aranceles del acero y el aluminio. Además, para esa fecha la Comisión Europea deberá decidir si grandes empresas tecnológicas como Alphabet (propietaria de Google), Apple y Meta cumplen con la Ley de Mercados Digitales (DMA), una normativa que ha generado gran controversia en EE. UU. y que podría convertirse en un nuevo punto de conflicto entre ambas potencias.

Elvire Fabry, experta del Instituto Delors, explica que, más allá de los aranceles, la UE podría enfrentar una «coerción económica» estructural por parte de EE. UU. Si el diálogo fracasa, Bruselas podría activar su arsenal anti-coerción, establecido desde 2023, que incluye medidas como restricciones para acceder a licitaciones públicas o a la concesión de licencias comerciales, especialmente en el sector de servicios digitales, que es crucial para las empresas estadounidenses.

Algunos expertos sugieren que la UE podría recurrir a la propiedad intelectual como una herramienta de represalia, aunque esto sería una medida extrema. Fredrik Erixon, director del Centro Europeo de Economía Política Internacional (ECIPE), advierte que esta opción debería ser proporcional y bien calculada, ya que podría dañar la relación comercial a largo plazo y afectar las normas internacionales sobre propiedad intelectual.

En cuanto a las armas comerciales, la expansión del gasto militar en Europa podría jugar un papel clave. Erixon predice que los países miembros de la OTAN, incluidos los más cercanos a EE. UU., podrían impulsar el gasto en defensa, lo que beneficiaría a los proveedores estadounidenses. La cooperación en el sector de defensa, incluso a través de compras conjuntas, podría convertirse en un instrumento adicional de presión en este conflicto.

La UE también podría considerar la eliminación de aranceles sobre los automóviles estadounidenses, como lo han hecho otras economías como Japón, Corea del Sur y Turquía. Esta medida podría ofrecer a EE. UU. un mayor acceso al mercado europeo sin un aumento significativo en las exportaciones de autos, lo que permitiría suavizar las tensiones sin una escalada directa.

Sin embargo, la mayor dificultad de la UE radica en mantener la unidad entre sus 27 Estados miembros. Cada país tiene sus propios intereses comerciales y políticos, lo que podría dificultar una respuesta común frente a la administración Trump. Fabian Zuleeg, director ejecutivo del Centro de Política Europea, señala que no todos los países recibirán el mismo trato en la mesa de negociaciones. Aquellos países que se consideren más cercanos a EE. UU., como Hungría, podrían recibir concesiones específicas, lo que podría debilitar la cohesión interna del bloque europeo.

El experto también subraya que la situación no solo se limita al ámbito comercial. La seguridad europea, la crisis de Ucrania y otros temas geopolíticos también influirán en la dinámica de la relación UE-EE. UU. «Trump parece querer destruir la UE y acabar con la democracia liberal», concluye Zuleeg, advirtiendo que cualquier concesión podría poner en peligro los valores fundamentales de la Unión Europea.

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