25 de noviembre de 2025

La empresa DBT desmantela su producción y despide al 90% del personal para importar desde China

Fundada en 1947 y transformada en DBT S.A. en 1999, la empresa había logrado consolidarse en mercados internacionales tras su integración al grupo Himoinsa en 2003. Su repliegue productivo marca ahora el final de una etapa histórica para Sastre, mientras la comunidad intenta dimensionar el vacío que deja el que fue, por más de medio siglo, uno de sus pilares industriales.

Ph: Infogremiales

La ciudad santafesina de Sastre sufrió este martes uno de los mayores retrocesos industriales de su historia reciente: la empresa DBT —antigua Cramaco y durante décadas referencia productiva en la región— despidió a 37 trabajadores, cerca del 90% de su plantilla, y confirmó que abandonará la fabricación local de alternadores y grupos electrógenos para reemplazarla por un esquema de importación desde China.

La decisión deja virtualmente paralizada a una de las pocas industrias de peso de una localidad de 6.000 habitantes, donde la firma operaba desde 1947 como parte esencial de la economía local.

El anuncio, comunicado de manera sorpresiva al personal en el mediodía del martes, implica el cierre de un proceso industrial que había dado identidad a la región. DBT, asociada desde 2003 a la multinacional Himoinsa, era conocida por la producción íntegra de alternadores que luego se ensamblaban en equipos electrógenos. Ese esquema llegó a su fin: los productos llegarán terminados desde China y serán distribuidos directamente en el país, sin valor agregado local.

Más allá del impacto inmediato sobre los despedidos, la medida amenaza con un efecto dominó en talleres, proveedores y comercios que dependían de la actividad de la planta. En una comunidad pequeña como Sastre, donde la empresa funcionaba como motor productivo, la pérdida de empleo industrial tendrá consecuencias económicas y sociales profundas.

La decisión tampoco es aislada. En septiembre del año pasado, la compañía ya había despedido a 16 trabajadores con larga trayectoria. Entonces, los directivos argumentaron que la caída de ventas y la acumulación de stock —120 grupos electrógenos inmovilizados frente a ventas de apenas 10 a 12 unidades mensuales— habían vuelto inviable la continuidad del modelo productivo. Para la UOM de El Trébol, el viraje hacia la importación ya estaba decidido: “Les conviene traer componentes de afuera y ensamblar, antes que fabricar acá”, habían señalado.

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