Javier Milei cierra su gira en Nueva York con Netanyahu
El encuentro, previsto para las 16:45, se inscribe en la lógica de la política exterior mileísta: un posicionamiento claro y sin matices junto a gobiernos y líderes conservadores con los que busca construir una red de apoyo político y financiero.

El presidente Javier Milei concluye su visita a Nueva York con una reunión bilateral con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un gesto que profundiza el fuerte alineamiento de su gobierno con Israel en un momento en que ese país enfrenta críticas globales por la situación en Gaza.
El contexto internacional es clave para leer la foto con Netanyahu. En las últimas horas, varios países como Reino Unido, Canadá y Australia reconocieron oficialmente al Estado palestino, generando una presión diplomática sobre Israel. Netanyahu respondió denunciando la “vergonzosa rendición” de esos gobiernos ante “el terrorismo palestino”.
En ese marco, la reunión con Milei adquiere un valor simbólico: Argentina se coloca explícitamente en la vereda opuesta de quienes presionan a Israel y refuerza un eje político que busca legitimarse en un mundo fracturado.
La decisión, sin embargo, no está exenta de costos internos. El Partido Justicialista, encabezado por Cristina Kirchner desde su prisión domiciliaria, calificó la bilateral como “cita bochornosa” y señaló a Netanyahu como “principal responsable de las atrocidades militares en Gaza”. Esta reacción marca cómo la política exterior de Milei, lejos de ser un espacio de consensos, se convierte en un nuevo campo de disputa ideológica doméstica.
En paralelo, la gira del Presidente dejó otra señal de su estrategia de alianzas: la reunión con Donald Trump, donde se ratificó la sintonía política y un compromiso financiero del Tesoro estadounidense a través de un swap por 20.000 millones de dólares. La bilateral con Netanyahu funciona así como un capítulo complementario: mientras Trump simboliza el respaldo económico y político en Washington, Netanyahu representa el aval geopolítico en Medio Oriente, un socio clave para el universo ideológico al que Milei busca pertenecer.
El cierre del viaje incluye también gestos hacia organizaciones judías globales como B’nai B’rith y el Congreso Mundial Judío, lo que refuerza el componente simbólico de la agenda: Milei no solo se muestra como un aliado de Israel, sino como un presidente dispuesto a anclar parte de su identidad política en la defensa de ese vínculo.