Gases, golpes y un detenido: la represión contra jubilados vuelve a marcar la protesta en el Congreso
La represión volvió a ser protagonista en la marcha de jubilados frente al Congreso. Como cada miércoles, decenas de adultos mayores se movilizaron para reclamar un aumento en los haberes y mejoras en el bono mensual, pero esta vez se encontraron con un operativo de seguridad desmedido que terminó con gases, golpes y un detenido.

La escena expuso una vez más la fragilidad del derecho a la protesta en la Argentina. Según relató el periodista Nicolás Munafó, desde C5N, la Prefectura desplegó un fuerte cordón sobre la plazoleta donde se concentraban los manifestantes. Lejos de tratarse de un episodio aislado, los testimonios revelan un patrón de violencia policial que apunta a disuadir la movilización antes que garantizar su desarrollo pacífico.
Víctor, un jubilado que fue detenido, describió el accionar de las fuerzas: “Me agarraron cuatro gendarmes, me patearon la espalda y me pegaron. Cuando tiran gas, no les importa nada”. Sus palabras sintetizan el contraste entre la vulnerabilidad de los manifestantes y la brutalidad del operativo. Otro de los presentes, Diego, cuestionó la lógica oficial: “Que prohíban dar una vuelta al Congreso a 50 o 100 jubilados es ridículo y un nivel gigante de represión a los derechos civiles”.
La protesta, organizada de manera pacífica, fue respondida con un despliegue que incluyó escudos y gases lacrimógenos. El periodista Adrián Salonia advirtió que “hacía muchos miércoles que no veíamos un operativo tan grande”, subrayando que los jubilados fueron literalmente rodeados por las fuerzas de seguridad.
El sacerdote Paco, habitual acompañante de estas marchas, denunció que el escenario se repite con preocupante frecuencia: “Es siempre igual. En vez de buscar a Espert que está en el Congreso, vienen a buscar a los jubilados. Nuestro pueblo está mal y hay que terminar con esto lo antes posible”.