19 de noviembre de 2025

Federico Giuliani denuncia persecución política y alerta sobre el avance del autoritarismo en Argentina

Desde el 31 de octubre permanece en Martin Etxea, un espacio de acogida para personas perseguidas por su labor en derechos humanos, donde busca visibilizar su situación y consolidar redes de solidaridad internacional.

Ph: Data Gremial

El dirigente sindical cordobés Federico Giuliani, secretario general de ATE Córdoba y referente de la CTA Autónoma provincial, se encuentra en el País Vasco luego de atravesar detenciones arbitrarias, agresiones policiales y un creciente hostigamiento judicial.

Giuliani relata que la violencia estatal que sufrió se profundizó en agosto, durante una protesta pacífica frente a un organismo municipal de Córdoba para reclamar alimentos destinados a barrios populares. En ese operativo —que describe como una emboscada— se entregó sin resistencia y denunció que la policía le fracturó el brazo al colocarle las esposas.

Luego pasó 24 horas inmovilizado en un hospital público, una práctica prohibida por la normativa vigente, y más tarde quedó detenido cinco días en la cárcel de Bouwer, hasta que la presión social y una huelga nacional convocada por ATE forzaron su liberación.

El sindicalista asegura que la persecución judicial no es un hecho aislado: acumula siete causas abiertas y señala al fiscal Ernesto de Aragón como responsable de una serie de imputaciones, allanamientos y la confiscación de sus dispositivos personales. Afirma que en Córdoba se vive “un estado de excepción”, con prisiones preventivas abusivas y condiciones de detención marcadas por el hacinamiento, la falta de agua potable, las torturas psicológicas y la alimentación deficiente.

Si bien reconoce que la criminalización de la protesta no comenzó con el actual gobierno, sostiene que la llegada de Javier Milei y de la extrema derecha agravó el escenario. Considera que el avance represivo forma parte de una estrategia para disciplinar a las organizaciones populares en un país donde la pobreza ronda el 50 % y el conflicto social se profundiza.

Para Giuliani, la elección del actual gobierno no fue un accidente, sino “un producto preparado por corporaciones económicas nacionales y extranjeras”.

La decisión de salir del país se consolidó luego de un operativo represivo durante una visita presidencial a Córdoba, que dejó catorce heridos por balas de goma y derivó en un allanamiento en su domicilio.

Desde Euskadi, Giuliani se reunió con las centrales sindicales ELA y LAB, y evalúa impulsar la intervención de la Organización Internacional del Trabajo en su caso. Define su estadía como una etapa para “respirar, formarse y construir solidaridad” mientras alerta que “lo que viene va a ser peor” si no se articulan respuestas colectivas.

En sus declaraciones, advierte al movimiento obrero europeo que observe con atención la experiencia argentina y refuerce la unidad y la movilización para frenar el avance de proyectos autoritarios. Aunque admite incertidumbre ante su eventual regreso al país, sostiene que su mayor preocupación es su familia, que ya atravesó situaciones similares.

“No tengo miedo, pero sí incertidumbre”, afirma, al tiempo que reivindica su compromiso con el internacionalismo sindical y la defensa de los derechos humanos.

Giuliani concluye que su presencia en Euskadi forma parte de una estrategia más amplia para denunciar la persecución política, el deterioro de las condiciones de vida en Argentina y el crecimiento de prácticas represivas contra la protesta social. Su objetivo, asegura, es llevarse toda la solidaridad posible para enfrentar una etapa que prevé aún más conflictiva.

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