15 de septiembre de 2025

Explotación laboral en Santa Fe: El rescate de 31 personas incluyendo dos menores expone una realidad alarmante

Este caso no solo evidencia las condiciones de extrema precariedad en las que vivían y trabajaban, sino que también subraya la vulnerabilidad de las poblaciones rurales más pobres y la persistencia de prácticas que rozan la esclavitud moderna.

Un reciente operativo en dos campos de la provincia de Santa Fe ha sacado a la luz una cruda realidad: la explotación laboral de 31 personas, incluyendo dos menores de edad.

El informe judicial detalla el rescate de las víctimas, oriundas de Los Juríes, Santiago del Estero, quienes habían sido trasladadas a los establecimientos rurales Santa Ana y La Revancha e Isabelliana SA.

Las condiciones eran deplorables: jornadas extenuantes de lunes a lunes, de 8 a 18, con un salario de $300.000 quincenales del que se les descontaba la comida. Más allá de la compensación irrisoria por un trabajo tan demandante, la falta de dignidad era total. No tenían acceso a agua potable, debían usar tachos para sus necesidades y vivían en campamentos precarios, lo que ilustra una completa ausencia de respeto por los derechos humanos básicos.

Este hecho, lejos de ser un caso aislado, es un síntoma de un problema estructural. El informe oficial menciona que las víctimas, en su mayoría, no contaban con documentos ni medios de comunicación, una situación que las hacía aún más vulnerables y dependientes de sus explotadores. La falta de documentación es una estrategia común en la trata de personas, ya que restringe la movilidad de las víctimas y dificulta su capacidad para buscar ayuda o escapar.

La rápida intervención de ARCA, la División de Coordinación contra el Trabajo Ilegal y el RENATRE, junto con la Fiscalía de Rafaela, es crucial. Sin embargo, la imputación de dos personas y el secuestro de pruebas (teléfonos, documentación y cuadernos) son solo los primeros pasos en un proceso judicial que debe ir más allá de los responsables directos. La pregunta que surge es cómo este tipo de redes de explotación logran operar con impunidad, movilizando personas a través de vastas distancias y sometiéndolas a condiciones tan inhumanas.

El caso de los 31 rescatados en Santa Fe debe servir como un llamado de atención. La asistencia posterior por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe, la Municipalidad de Tostado y el Programa de Rescate y Acompañamiento a Víctimas de Trata es fundamental para la recuperación de las víctimas. No obstante, el desafío a largo plazo es fortalecer los mecanismos de prevención y fiscalización, y asegurar que la justicia actúe con firmeza para desmantelar estas redes de trata y explotación. La sociedad no puede permitirse seguir ignorando estas prácticas que, en pleno siglo XXI, siguen negando la libertad y la dignidad a miles de personas.

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