Expectativa en el agro por la visita de Milei a La Rural: entre promesas postergadas y reclamos históricos
Tras la reunión mantenida esta semana entre el mandatario y la Mesa de Enlace, las señales del Gobierno dejaron más preguntas que certezas en un sector que exige definiciones concretas sobre retenciones, infraestructura y políticas de desarrollo.

El campo argentino se encuentra en un clima de cautela y expectativa ante la inminente presencia del presidente Javier Milei en la inauguración oficial de la Exposición Rural de Palermo, el próximo sábado 26 de julio.
«Vendrá y algo va a decir», sostuvo Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), al confirmar la presencia del jefe de Estado en el evento. La frase, lejos de ser una expresión de entusiasmo, refleja el clima de ambigüedad que predomina entre los dirigentes agropecuarios. Pese al valor simbólico del encuentro con la dirigencia rural —algo que Milei no había hecho en sus primeros meses de gestión—, los productores esperaban anuncios más contundentes, especialmente en materia impositiva.
Durante la reunión del martes con representantes de la SRA, la Federación Agraria Argentina (FAA), Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), el Gobierno volvió a escuchar los reclamos de siempre: la eliminación progresiva de los derechos de exportación (retenciones), la mejora urgente de la infraestructura vial y la continuidad de organismos técnicos como el INTA. Si bien Milei reiteró su voluntad de avanzar hacia una baja impositiva y reconoció al agro como “el sector más competitivo del país”, evitó establecer plazos concretos para sus promesas.
«Apuntamos a que más temprano que tarde los derechos de exportación lleguen a cero», expresó Pino, repitiendo una frase que ya se volvió una constante en el discurso gubernamental, pero que aún no se traduce en medidas para el grueso de los productores. Las recientes reducciones de retenciones han beneficiado a algunos sectores específicos, pero el grueso de las economías regionales sigue enfrentando tributos que, según la dirigencia, restan competitividad y desalientan la inversión.
Otro punto que generó preocupación fue la posible disolución del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), una institución clave para el desarrollo de la ciencia y la innovación en el campo argentino. Sumado al mal estado de las rutas nacionales y rurales, este panorama contribuye a un malestar que contrasta con el discurso oficial de respaldo al sector.
En ese contexto, la expectativa por el discurso que Milei ofrecerá en La Rural se convierte en un punto de tensión. ¿Habrá finalmente un anuncio relevante? ¿O se tratará de una nueva puesta en escena sin definiciones concretas? Lo cierto es que, más allá del estilo confrontativo del presidente, el campo exige señales claras y políticas estables que permitan proyectar el futuro con algo más que voluntarismo.
La Rural de Palermo, tradicional espacio de encuentro entre el poder político y el agro, vuelve a funcionar como un termómetro de la relación entre ambos. En 2025, esa relación parece oscilar entre la admiración declarada y la postergación sistemática. La incógnita es si el presidente, esta vez, optará por dar un paso concreto o volverá a apoyarse en la retórica. El campo, mientras tanto, sigue esperando respuestas.
