Europa frente a la amenaza de los drones rusos
En las últimas semanas se han registrado incidentes en varios países de la Unión: drones rusos que atravesaron el espacio aéreo polaco el 9 de septiembre con cuatro aparatos interceptados; vuelos sospechosos detectados en Rumanía días después; y, la semana pasada, la suspensión de operaciones en varios aeropuertos daneses y en el de Oslo por presencia de drones en las cercanías.

Europa vive desde septiembre una oleada de incursiones de drones que, según observadores, no se limitan a Ucrania sino que amenazan la seguridad del propio bloque.
El especialista Robert Garbett, fundador de Drone Major Group, sostiene que estos drones serían de corto alcance y podrían tratarse de sistemas híbridos VTOL, operados desde zonas cercanas a las incursiones.
Aunque no se han producido ataques, advierte de riesgos potenciales: posibilidad de transportar explosivos, o de ser usados en ataques kamikazes, además de la interrupción de infraestructuras críticas y la incitación al miedo y la polarización social en Occidente.
En Francia, durante la noche del 21 al 22 de septiembre varios drones sobrevolaron una base militar, un hecho que aún no clarifica si responde a agentes hostiles o a curiosos aficionados. La ambigüedad es, para muchos analistas, la clave de estos incidentes. El exdirector nacional de Inteligencia Militar francés, Christophe Gomart, plantea tres escenarios: interferencias que descontrolan los drones, provocaciones deliberadas para medir reacciones o pruebas de capacidades defensivas de Polonia, Rumanía y, en general, de la UE y la OTAN.
El profesor Michel Liégeois, de la Universidad de Lovaina, atribuye el fenómeno a una guerra híbrida destinada a desestabilizar infraestructuras cruciales y provocar pérdidas económicas mediante el retraso del transporte y la perturbación del tráfico aéreo. No obstante, advierte contra conclusiones apresuradas: si bien algunos incidentes sí tienen origen ruso confirmado (Polonia y Estonia), otros, como los de Dinamarca y Noruega, siguen bajo investigación.
La eurodiputada Riho Terras, vicepresidenta de la Comisión de Seguridad y Defensa, subraya que las violaciones polacas y las perturbaciones en aeropuertos daneses parecen acciones deliberadas y coordinadas, aunque reconoce la dificultad de obtener pruebas concluyentes, una tónica habitual en la región báltica donde las sospechas de sabotaje ruso a menudo quedan sin demostrar. El general Gomart añade que el apoyo explícito de Dinamarca a Ucrania podría convertirla en un objetivo, sin descartar la participación de “idiotas útiles” que podrían lanzar sus propios drones, aumentando el clima de temor.
Rusia, por su parte, niega cualquier implicación. Pero la constelación de incidentes y el patrón geográfico han llevado a muchos expertos a creer que Moscú tiene mucho que ganar con una estrategia de desestabilización que busca sembrar confusión, perturbar infraestructuras y erosionar la confianza en las instituciones de seguridad europeas. Mientras continúa la investigación, Europa se ve obligada a reforzar sus capacidades de defensa y su vigilancia ante una amenaza que, a día de hoy, mantiene más preguntas que respuestas.