El swap con EE.UU. fortalece las reservas argentinas pero desata burlas y controversias en medios norteamericanos
El swap, aunque técnicamente beneficioso para las reservas, deja entrever un costo simbólico: la exposición de la política argentina a la caricatura mediática y la fragilidad de su imagen internacional.

El reciente acuerdo de intercambio de divisas por 20.000 millones de dólares entre el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el gobierno de Estados Unidos, celebrado por la administración de Javier Milei como un logro financiero clave, generó reacciones encontradas en el plano internacional.
Mientras el oficialismo destaca que el swap fortalecerá las reservas y contribuirá a estabilizar la economía, en los medios estadounidenses el tema derivó en críticas, sarcasmos y cuestionamientos políticos.
El convenio, que busca apuntalar las reservas del BCRA y sostener la estabilidad macroeconómica, se interpreta como una señal de confianza de Washington hacia el programa económico libertario. Sin embargo, en Estados Unidos surgieron voces de disconformidad ante la magnitud del monto comprometido, especialmente en un contexto de ajustes internos y crecientes tensiones sociales.
Programas de televisión como los de CNN y CNBC ironizaron abiertamente sobre la figura del presidente argentino, recurriendo a comparaciones ridículas y burlas personales que evidencian tanto desconocimiento como desdén hacia la política exterior norteamericana en América Latina.
La CNBC que no escatimó en burlas hacia Milei.
«Esta semana, mientras el gobierno de Trump estaba en la Suprema Corte demandando que los dejen retener vales de comida sin entregar a ciudadanos hambrientos, Trump mismo estaba en Mar-a-Lago con un tenedor libre de langostinos y nado sincronizado mientras el presidente de Argentina bailó toda la noche al asegurarse los 20 mil millones de dólares que recientemente le dimos a su país», comenzó el descargo el conductor.
Y añadió: «Debo decir que por 20 mil millones de dólares uno pensaría que bailaría mejor que un ‘duende pajeando elefantes'», señaló, para luego imitar la danza del jefe de Estado argentino y generar la risa de todo el estudio. «Por cierto, disculpas a los elefantes», cerró.
Los comentarios televisivos —que incluyeron imitaciones del mandatario y expresiones como “Wolverine de bajo presupuesto”— reflejan un sesgo mediático que, más allá del humor, expone la incomodidad de ciertos sectores estadounidenses frente al acercamiento financiero entre ambos gobiernos.
La crítica también apunta a Donald Trump, señalado como impulsor del acuerdo, en un clima político donde cada decisión con implicancias internacionales se convierte en material de disputa electoral.
Desde una perspectiva analítica, el episodio ilustra cómo los movimientos económicos de Argentina siguen atravesados por percepciones externas y por la permanente tensión entre la necesidad de financiamiento y la dependencia de los centros de poder global.
