2 de octubre de 2025

El Senado rechazó el veto presidencial a universidades y Garrahan y expone la debilidad del Gobierno

El desenlace no solo deja expuesto el fracaso del Gobierno en el Congreso, sino que profundiza la sensación de aislamiento político: la Casa Rosada ya no logra imponer agenda, ni siquiera con el respaldo de sus socios más fieles. El discurso de que “no hay plata” se erosiona en el Parlamento, y con cada votación, se vuelve menos un argumento económico y más un símbolo de la pérdida de poder.

Ph: Archivo

El Senado convirtió en ley, por amplias mayorías, las iniciativas de Emergencia en Salud Pediátrica y Financiamiento Universitario, ignorando el veto presidencial y propinándole un golpe directo al Gobierno.

Con 59 votos afirmativos para la primera y 58 para la segunda, la Cámara alta dejó en evidencia la fragilidad política de la Casa Rosada, incapaz de recomponer consensos incluso con aliados históricos.

El oficialismo, aislado y sin capacidad de maniobra, repitió su derrota parlamentaria de agosto y quedó atrapado en su propio discurso de austeridad. Mientras el presidente insiste en que “no hay plata”, senadores de distintos bloques le recordaron que el Ejecutivo sí encontró recursos millonarios para medidas que favorecieron a sectores concentrados, como la baja de retenciones o la desregulación financiera.

“En tres días se gastaron 12 años del presupuesto del Garrahan”, advirtió Martín Lousteau, mientras Lucía Corpacci calificó de “vergonzoso” el veto bajo el argumento del desequilibrio fiscal. La oposición, unida, marcó así un contraste: no se trata de la inexistencia de fondos, sino de la decisión política sobre dónde asignarlos.

Las votaciones revelaron además fracturas menores: la jujeña Vima Bedia, de La Libertad Avanza, se ausentó en el momento de votar; Juan Carlos Romero cambió su abstención por un voto positivo; y Carolina Losada se corrió hacia la abstención. Sin embargo, el resultado fue el mismo: una derrota contundente para el oficialismo.

Desde el PRO y el espacio libertario se repitió la idea de que las leyes responden a intereses políticos y que las universidades y el Garrahan son usados como “banderas electorales”. Pero esos argumentos quedaron reducidos a una minoría, frente a una oposición consolidada que logró transformar en ley lo que el Ejecutivo quiso bloquear.

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