19 de noviembre de 2025

El Gobierno profundiza la desregulación yerbatera mientras se agrava la crisis de los productores

La eliminación de los mecanismos de regulación, lejos de generar un “mercado competitivo”, parece haber consolidado un esquema en el que los pequeños productores asumen los costos y los grandes actores capturan las ganancias. El conflicto, lejos de resolverse, amenaza con profundizarse en los próximos meses.

El Gobierno de Javier Milei dio un paso más en su política de desregulación económica al despojar al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) de sus facultades históricas para intervenir en el mercado.

El Decreto 812/2025, publicado en el Boletín Oficial, modifica el marco regulatorio vigente desde 2002 y prohíbe al organismo fijar precios mínimos o adoptar medidas que puedan “distorsionar” la competencia. Con esta decisión, el Ejecutivo consolida la liberalización total de un sector clave para las economías regionales de Misiones y Corrientes.

La medida se justifica en la necesidad de “modernizar” al INYM y limitarlo a controles de calidad, pero el trasfondo económico revela un escenario más complejo. El Gobierno insiste en que la desregulación produjo una baja real del 44,3% en el precio de la yerba mate desde diciembre de 2023, además de un aumento de la producción y las exportaciones.

Sin embargo, esa caída de precios no se tradujo en mejoras para los pequeños productores, que denuncian que el mercado permanece cartelizado y que la liberalización solo fortaleció a los grandes actores de la cadena industrial y comercial.

A pesar del crecimiento exportador —42 millones de kilos vendidos hasta septiembre, con proyecciones que superan los 50 millones para 2025—, los productores viven una situación crítica.

Los valores que reciben por el kilo de hoja verde no cubren los costos, que se dispararon con el aumento de combustibles, insumos y mano de obra. Mientras un paquete en góndola supera los 4.000 pesos, el productor recibe 240 pesos por kilo puesto en secadero. La brecha evidencia un reparto desigual dentro de la cadena de valor.

El descontento en Misiones ya derivó en amenazas de no iniciar la zafriña de verano. Los yerbateros afirman que la desregulación dejó a más de 35.000 familias expuestas a una caída abrupta de ingresos, comparable a la crisis de los años noventa, cuando muchos abandonaron la cosecha por falta de rentabilidad. Coninagro refuerza este diagnóstico al ubicar a la yerba mate entre las producciones más comprometidas del país.

La contradicción central del modelo libertario en este sector queda expuesta: mientras el Gobierno celebra la baja de precios para el consumidor y la expansión exportadora, la producción primaria —base indispensable de la cadena— se encuentra al borde del colapso económico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *