El espejismo del récord: Rappi multiplica por tres sus repartidores, confirmando la expulsión de trabajadores del empleo formal
El récord de nuevos repartidores es un indicador de la desesperación social. Lo que emerge detrás del 252% de crecimiento no es un mercado en desarrollo, sino un mercado laboral sin red de contención, donde la dependencia de las aplicaciones se consolida como la única opción para «parar la olla» en un entorno de creciente vulnerabilidad económica.

La plataforma de delivery Rappi ha experimentado un crecimiento explosivo en la cantidad de repartidores activos, pasando de 43.048 a 151.874 en el último año, lo que representa un salto del 252%.
Lejos de ser un indicador de prosperidad o de un exitoso desarrollo de mercado, este aumento vertiginoso es el síntoma más claro y crudo de la profunda crisis laboral y económica que atraviesa el país.
El «Índice Rappi» no revela una expansión saludable del negocio, sino la radiografía de la recesión. Miles de personas que han sufrido despidos, la pérdida de poder adquisitivo del salario real o la caída del empleo registrado, se han visto obligadas a volcarse a las aplicaciones digitales como única «alternativa de supervivencia» para generar ingresos.
La paradoja de la expansión y la precarización
El análisis crítico se centra en la peligrosa dinámica de este modelo:
Amortiguador de la Crisis: En el contexto de la política económica actual, las plataformas actúan como un «amortiguador social» que absorbe la mano de obra expulsada de la crisis productiva. Sin embargo, esta absorción se da a costa de la calidad laboral, sin seguridad social, ART ni derechos básicos.
Profundización del Deterioro: La mayor cantidad de trabajadores conectados no significa más trabajo, sino la distribución de las mismas (o solo levemente mayores) órdenes entre muchas más personas. Las órdenes crecieron un 29,3%, pero el plantel de repartidores creció un 252%. Esto provoca un achicamiento inevitable de la comisión por pedido, empujando a los trabajadores a un estado de mayor precarización e ingresos mínimos.
Círculo Vicioso: Se genera un círculo que se retroalimenta: más crisis productiva y despidos impulsan a más personas a Rappi; más repartidores en la plataforma reducen el ingreso individual por pedido, lo que obliga a trabajar más horas en condiciones más duras.
El informe también señala un dato clave sobre el consumo: si bien las órdenes crecieron, el ticket promedio solo aumentó un 21%, muy por debajo de la inflación. Este hecho implica una caída real del consumo (se pide más, pero se gasta menos), lo que subraya el contexto recesivo general.
