Dulce Kalia en La Feriadita: pastelería sin Tacc, puro sabor y ternura
En medio del bullicio alegre de La Feriadita, entre aromas, risas y colores, hubo un rincón especial de productos sin Tacc, el stand de Dulce Kalia Pastelería. El ambiente fue propicio para descubrir otras propuestas: diferentes stands ofrecían una variada selección de productos, todos con acabados cuidadosos y atención al cliente destacada. Los asistentes resaltaron la variedad disponible, la frescura de los productos y la amabilidad del personal, que se encargaba de guiar a los visitantes y responder preguntas sobre ingredientes y formatos de los productos.

Allí, detrás de un despliegue de delicias sin gluten, la protagonista indiscutida fue Kalia, una gata Carey que inspira el nombre del emprendimiento y que ya se ganó un lugar en el corazón de los visitantes.
El puesto, ubicado en Lamadrid 1192, combinó lo irresistible de los sabores con el encanto de lo lúdico. Desde las tortas y tartas que parecían coronar a cada comensal como realeza, hasta los postres en shots que hicieron del “antojo rápido” un placer en miniatura, cada producto fue pensado para derribar el mito de que lo libre de gluten no puede ser exquisito.

Los panes —lactales, de lomito, de hamburguesa o para panchos— junto a los bizcochitos y palitos saborizados lograron lo impensado: que más de un visitante olvidara por completo la ausencia de trigo.
Pero la magia no terminó en la degustación. El stand también ofreció un espacio para jugar: un banner con un agujero en forma de gato se convirtió en furor para selfies. Niños, jóvenes y adultos se animaron a mostrar su “lado más gatuno”, posando entre risas para inmortalizar el momento.
En un recorrido ferial marcado por la diversidad de propuestas, Dulce Kalia Pastelería se destacó no solo por la calidad de sus productos, sino también por el clima de ternura y simpatía que generó. Fue la muestra perfecta de cómo la gastronomía puede ir más allá del paladar y convertirse en una experiencia que mezcla sabor, juego y afecto.
Quienes pasaron por allí no solo se llevaron un postre o un pan; también una sonrisa, una foto divertida y la certeza de que en La Feriadita hay un rincón donde lo dulce es mucho más que una receta: es un encuentro con la alegría.