5 de diciembre de 2025

Deterioro financiero: la morosidad y endeudamiento alcanzan su mayor nivel en casi dos décadas

El informe proyecta que la evolución futura dependerá de la capacidad de recomposición del salario real, de la estabilidad en las tasas y del desempeño de la actividad económica. Mientras esos factores continúen tensionados, el riesgo de que la morosidad siga en ascenso permanece latente.

La morosidad y el endeudamiento de las familias argentinas treparon al nivel más alto desde 2006, según un informe del Centro de Investigaciones Económicas Sectoriales.

Entre julio y septiembre, el índice de irregularidad en los pagos llegó al 10,1 por ciento, un valor que refleja el creciente deterioro de la capacidad de pago de los hogares en medio de un escenario marcado por salarios que aún no recuperan poder adquisitivo y por un crédito que se encareció durante gran parte del año.

El reporte destaca que, pese al aumento de los atrasos, el crédito otorgado por las entidades financieras registró una expansión del 7,8 por ciento en términos reales, impulsada sobre todo por la mayor demanda de préstamos personales y líneas de financiamiento vinculadas al consumo. También contribuyó el repunte del crédito con garantía, favorecido por una moderación de tasas que comenzó a observarse en los últimos meses.

El estudio advierte que la presión sobre los ingresos reales, la recomposición salarial todavía incompleta y el encarecimiento del financiamiento durante la primera parte del año son factores que explican el mayor endeudamiento y los atrasos. La señal preocupa a los analistas porque combina un crecimiento del volumen crediticio con un aumento simultáneo del riesgo de incumplimiento.

La situación no se limita a los hogares. El trabajo de IES muestra que la morosidad del sector productivo alcanzó el 5,2 por ciento, lo que representa un salto significativo en comparación con el mismo trimestre del año anterior. El nivel supera además el promedio de la última década, excluyendo el período excepcional de la pandemia, que se ubicó en torno al 4,1 por ciento.

El incremento en los incumplimientos empresariales refleja tensiones financieras acumuladas por la caída de la actividad económica y por la dificultad de muchas compañías para refinanciar pasivos o sostener flujos de ingresos estables. El panorama conjunto plantea un desafío para el sistema financiero, que debe administrar un crecimiento del crédito en un contexto de mayor fragilidad tanto en hogares como en empresas.

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