Crisis en Santa Cruz: la provincia pagará en dos tramos los sueldos estatales
El desdoblamiento salarial en Santa Cruz no es solo una noticia financiera; es el reflejo de una provincia atrapada entre la dependencia de recursos volátiles, una gestión que busca reacomodarse en un tablero político complejo y una población que siente directamente el impacto de la crisis.

Santa Cruz atraviesa uno de los momentos económicos y políticos más críticos de los últimos años. El gobierno provincial, liderado por Claudio Vidal, ha confirmado el desdoblamiento del pago de salarios a los empleados estatales, una medida que no solo genera un fuerte malestar social, sino que expone la severa crisis de liquidez que enfrenta la provincia patagónica.
Este anuncio se produce en un contexto de caída de ingresos, tensiones políticas internas y una declaración de emergencia económica en el municipio clave de Río Gallegos, pintando un panorama de alta complejidad para la gestión de Vidal.
Desdoblamiento salarial: un síntoma de la asfixia financiera
La decisión del Ministerio de Economía provincial de abonar los salarios de la mayoría del personal estatal el 4 de noviembre y retrasar los haberes de los cargos superiores hasta el 10 de noviembre, es un claro indicador de la fragilidad financiera. Este retraso, inusual en la administración santacruceña, ha encendido las alarmas entre los gremios, que ya venían advirtiendo sobre el deterioro de las cuentas públicas.
El propio Ejecutivo provincial ha justificado la medida en la falta de fondos suficientes para cubrir en tiempo y forma las obligaciones salariales. La explicación reside en la confluencia de varios factores negativos: una disminución notable en las transferencias automáticas de Nación y una drástica caída del 30% en las regalías petroleras entre enero y septiembre. Con una inflación galopante y la actividad hidrocarburífera en desaceleración, el modelo fiscal de Santa Cruz, fuertemente dependiente de estos ingresos, se encuentra bajo una presión insostenible.
Un escenario político convulso y la búsqueda de oxígeno
La crisis financiera se entrelaza con un escenario político particularmente adverso para el gobernador Vidal. La reciente derrota en las elecciones legislativas nacionales, donde su fuerza fue relegada al tercer puesto, ha debilitado su posicionamiento y su capacidad de negociación con la Casa Rosada. Su alineamiento con el espacio Provincias Unidas no le garantiza una interlocución fluida con el nuevo ministro del Interior, Diego Santilli, limitando sus puentes directos a una relación distante con la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
Vidal, en un intento por contener la situación y deslindar responsabilidades, ha declarado que la macroeconomía nacional escapa a la corrección provincial. Si bien es cierto que el contexto macroeconómico nacional impacta, la caída de ingresos por regalías petroleras, que es un factor endógeno, y la falta de previsión para mitigar estos shocks, sugieren también deficiencias en la gestión provincial para diversificar fuentes de ingresos o generar un colchón financiero.
Río Gallegos en emergencia: el epicentro de la crisis
La capital provincial, Río Gallegos, no ha sido inmune a esta debacle. El intendente Pablo Grasso decretó la emergencia administrativa y económica hasta diciembre de 2026, una medida drástica que implica congelar la planta de personal, suspender nuevos ingresos y revisar la estructura municipal. Con ingresos nacionales y provinciales un 10,4% menores en términos reales respecto a 2023 y acuerdos salariales que crecieron un 29,4%, el desequilibrio es evidente.
La decisión del Concejo Deliberante de dar de baja 38 nombramientos políticos, aunque justificada como una medida sobre cargos de gestión y no de planta, subraya la necesidad de un ajuste profundo. La situación en la capital es un microcosmos de lo que enfrenta toda la provincia: una estructura de gastos rígida que choca con una base de ingresos decreciente, generando inestabilidad política y social.
