12 de julio de 2025

Crisis en Lácteos Verónica: 500 familias en vilo por salarios impagos y un vacío dirigencial

Entre cheques rechazados, sueldos impagos y el fantasma de la parálisis productiva, cientos de familias viven días de zozobra sin que aparezca, hasta ahora, un plan de rescate que ponga freno al derrumbe.

La crisis que sacude a la histórica firma santafesina Lácteos Verónica ha dejado al descubierto no solo un descalabro financiero, sino también una preocupante orfandad dirigencial que amenaza con arrasar más de 500 puestos de trabajo.

Ayer, un nutrido grupo de trabajadores se presentó ante la Comisión de Asuntos Laborales de la Legislatura de Santa Fe para exponer lo que ya es un drama cotidiano: salarios demorados, aguinaldos sin pagar y una cobertura médica que brilla por su ausencia. La empresa, con plantas estratégicas en Lehmann, Suardi y Totoras, se convirtió así en el epicentro de la angustia social de toda una región.

La cifra estremece: desde fines de 2023, Lácteos Verónica acumula 1.208 cheques rechazados por más de 4.000 millones de pesos. Aun así, el personal apenas cobró el 40% de su salario de mayo, arrastrando una deuda que supera un mes y medio de trabajo, según denunció Juan Ramón Lucena, Secretario General de ATILRA Totoras. “No vemos un futuro promisorio —lamentó Lucena—, le pedimos a los diputados que nos den una mano. Estamos evaluando incluso denunciar penalmente a la empresa por retención indebida de fondos porque hasta hoy no hay respuestas”.

El propio gremio declaró el estado de alerta, al advertir que los incumplimientos patronales no se reducen solo al pago de sueldos: también faltan aportes sociales y prestaciones básicas, un cuadro que para muchos trabajadores equivale a la condena de quedar a la intemperie.

Pero el conflicto trasciende lo estrictamente económico. Voces sindicales apuntan a un factor tan preocupante como insólito: la pelea familiar entre los herederos de la familia Espiñeira, propietarios de la compañía, habría frenado las decisiones de gestión y bloqueado cualquier salida financiera. Un conflicto interno que, en palabras llanas, ha dejado a la deriva a más de 500 personas cuyo único sostén es el salario de una fábrica que, paradójicamente, no estaría en quiebra técnica, sino estancada por la disputa de poder de sus dueños.

Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo de Santa Fe admiten haber intentado gestiones de asistencia que hasta el momento naufragaron. Y en la Legislatura, el presidente del bloque Socialista, Joaquín Blanco, visibilizó el reclamo de los obreros: “Estamos ante un abandono dirigencial evidente, con 700 puestos laborales en juego. Nos comprometemos a buscar soluciones concretas”, dijo.

Lo cierto es que la crisis de Lácteos Verónica no se gestó de un día para otro. En 2019 la firma ya había recurrido al Procedimiento Preventivo de Crisis para no interrumpir la producción, pero aquella maniobra solo postergó el colapso que ahora estalla con mayor crudeza.

Mientras la política promete gestiones, y la patronal permanece inexplicablemente en silencio, la angustia crece en los pasillos de las tres plantas, donde el futuro se mide en salarios caídos y la esperanza se oxida con cada día de espera. En el corazón de la cuenca lechera santafesina, Lácteos Verónica se transformó en símbolo de un modelo empresario que, sin conducción ni responsabilidad social, deja a 500 familias a la buena de Dios.

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