COP30 en el Amazonas: la cumbre climática arranca marcada por la ausencia de Trump, China e India
A diferencia de las últimas tres COPs, celebradas en naciones autocráticas, en Brasil se permiten las protestas, y los activistas y grupos indígenas ya han comenzado a manifestarse en barcos por el río Amazonas, asegurando que el debate se extienda más allá de las salas de negociación.

La Cumbre Climática COP30 se inaugura en la Amazonía bajo un clima de escepticismo y tensión geopolítica. El evento, celebrado en Belém, Brasil, al borde de una selva que ha perdido el 17% de su cobertura en 50 años, enfrenta la notoria ausencia de las dos mayores economías y emisores mundiales: Estados Unidos y China.
La falta más significativa es la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien retiró a su país de los Acuerdos de París y no enviará a funcionarios de alto perfil a la cumbre de líderes. China, por su parte, estará representada por su viceprimer ministro, Ding Xuexiang, un nivel inferior al esperado en otras ediciones.
Activistas y diplomáticos han alzado la voz ante el temor de un «retroceso más global en política climática». La postura de Trump, que históricamente presionaba a China en estos foros, es percibida como un factor de desequilibrio. Esta tendencia encuentra eco en Javier Milei, presidente de Argentina y aliado ideológico de Trump, quien calificó el cambio climático como un «engaño socialista» y retiró a negociadores argentinos de la cumbre anterior en Azerbaiyán.
Pese a estas deserciones, la cumbre cuenta con la presencia de líderes europeos clave, incluyendo al canciller alemán Friedrich Merz, el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron, quienes buscan mantener la ambición de los acuerdos globales.
El anfitrión, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, busca movilizar fondos para países en desarrollo a través del lanzamiento del «Fondo Bosques Tropicales para Siempre». No obstante, su liderazgo climático enfrenta un profundo análisis crítico por sus propias contradicciones.
Aunque Lula ha sido elogiado por la reducción de la deforestación, ha generado indignación por autorizar a la petrolera estatal Petrobras a iniciar prospecciones petrolíferas cerca de la desembocadura del río Amazonas. Ante el dilema de explotar recursos fósiles en un entorno clave, Lula se distanció de las presiones al declarar: «No quiero ser un líder medioambiental. Nunca he afirmado serlo».
Caos y Protesta en la Logística Amazónica
Finalmente, la realización del evento en Belém ha generado un colapso logístico que ilustra la presión sobre las ciudades en desarrollo. La urbe, con 1,3 millones de habitantes, solo contaba con 18.000 camas de hotel para un evento de decenas de miles de asistentes, llevando los precios a «niveles surrealistas». La escasez es tal que incluso los «moteles del amor», habitualmente alquilados por horas a 10 dólares, están cobrando 200 dólares por noche a delegados y científicos.
