Azov, el grupo paramilitar neonazi ucraniano que busca recobrar fuerzas
Extremistas de ultraderecha, neonazis y barrabravas que, más allá de las negociaciones diplomáticas, se prepara cerca de la frontera para un potencial enfrentamiento con Rusia que le podría dar un nuevo impulso a su popularidad e influencia.
Por Camil Straschnoy

Extremistas de ultraderecha, neonazis y barrabravas conforman el regimiento Azov, un grupo paramilitar ucraniano que, más allá de las negociaciones diplomáticas, se prepara cerca de la frontera para un potencial enfrentamiento con Rusia que le podría dar un nuevo impulso a su popularidad e influencia, que ya trasciende los campos de batalla.
Nació durante el conflicto de 2014 con la autorización del Ministerio del Interior para la formación de grupos de civiles armados que luchen contra las fuerzas separatistas prorrusas, algunas de ellas también señaladas como neonazis, que finalmente se quedaron con el control de los territorios de Donetsk y Lugansk.
Los primeros años de Azov
Su fama en el frente se la ganó por el rol que jugó en recapturar la estratégica ciudad de portuaria de Mariupol, frente a las costas del Mar Azov (de ahí su nombre), que hoy está en manos de Ucrania y es señalada como uno de los primeros y principales escenario de conflicto si vuelve a escalar la situación.
Surgido como un batallón, ya cuenta con el reconocimiento oficial de regimiento dentro de la Guardia Nacional, pese a que fue calificado como un «grupo de odio nacionalista» por el Departamento de Estado norteamericano y varias organizaciones de Derechos Humanos lo acusan de abusar y torturar a civiles.
En su logo sobresale el Wolfsangel, un símbolo utilizado por los nazis en varias divisiones militares durante la Segunda Guerra Mundial, y el primer comandante de la fuerza, Andriy Biletsky, es un exparlamentario que lidera Cuerpo Nacional, una agrupación política de extrema derecha.
Tras los Acuerdos de Minsk II, que en febrero de 2015 iniciaron un débil alto el fuego en la zona, «el regimiento Azov comenzó a expandirse en un movimiento social más amplio», explicó Michael Colborne, periodista y autor de un reciente libro sobre este grupo armado, durante un seminario virtual organizado esta semana por la ONG Counter Extremism Project.
«Dejó de ser solamente una unidad militar afiliada a la Guardia Nacional del país y generó extensiones como el llamado Cuerpo Civil Azov para alcanzar algo así como a los sectores no militares de la sociedad; en 2016 se expandió en el partido político Cuerpo Nacional y surgieron otras ramificaciones afiliadas y no afiliadas de lo que se conoce como el Movimiento Azov», añadió.
Calificado como «grupo de odio nacionalista» por el Departamento de Estado norteamericano y varias organizaciones de Derechos Humanos lo acusan de abusar y torturar a civiles
Así, lo que surgió como un batallón paramilitar de ultraderecha se convirtió además en una fuerza política y en organizador de clubes de lectura, campamentos juveniles y actividades deportivas, entre otros proyectos sociales y culturales.
Colborne enfatizó que este crecimiento no hubiera ocurrido «sin el patrocinio de funcionarios y figuras políticas de Ucrania» como también de «presuntas relaciones financieras con distintos oligarcas».
Durante los años siguientes, el movimiento generó una red internacional política y militar con otros grupos similares dentro de Europa y en Estados Unidos, y así formó parte del Iron March (Marcha de Hierro), un foro virtual que existió entre 2011 y 2017 para unir a sectores neonazis, fascistas y de ultraderecha como Amanecer Dorado de Grecia o CasaPound de Italia, entre otros.
Pero estos lazos, que incluyeron entrenamientos de extremistas, se cortaron tras una serie de ataques como el que ocurrió en las mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda.
El autor de esos tiroteos masivos que dejaron 51 muertos en marzo de 2019 utilizó durante el atentado un símbolo como el que representa a Azov, además de haber asegurado en un manifiesto que visitó Ucrania, algo de lo que no existe evidencias.