28 de septiembre de 2025

Aumento de jubilaciones y bono de $70.000: una medida de alivio con sabor a parche

El Gobierno nacional oficializó este viernes un nuevo aumento en los haberes jubilatorios y la entrega de un bono extraordinario de $70.000, con el objetivo declarado de sostener el poder adquisitivo de los adultos mayores ante la persistente inflación.

La medida, publicada en el Boletín Oficial a través de la Resolución 237/2025 y el Decreto 367/2025, impactará en millones de jubilados y pensionados del país a partir de junio.

Según la normativa, el haber mínimo garantizado del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) pasará a ser de $304.723,93, mientras que el haber máximo se ubicará en $2.050.503,62. También se actualizaron las bases imponibles mínimas y máximas, así como los montos de la Prestación Básica Universal (PBU) y la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), fijadas en $139.397,29 y $243.779,14 respectivamente.

En paralelo, se oficializó el pago del bono de $70.000, que será percibido en su totalidad por quienes cobren el haber mínimo. Aquellos que superen este monto recibirán un complemento que les permitirá alcanzar ese piso. El bono será no remunerativo, no sufrirá descuentos y no computará para futuros ajustes, lo que plantea interrogantes sobre su sostenibilidad como herramienta de contención a largo plazo.

Un alivio necesario, pero insuficiente

Si bien la medida representa un alivio inmediato para los sectores más vulnerables del sistema previsional, los aumentos no logran compensar plenamente el deterioro del poder de compra acumulado en los últimos meses. La inflación interanual continúa por encima del 200%, y los aumentos jubilatorios —aunque ahora ajustados por el Índice de Precios al Consumidor (IPC)— siguen corriendo detrás de los precios.

Organizaciones de jubilados y expertos en seguridad social vienen advirtiendo que el uso de bonos como mecanismo compensatorio no puede reemplazar una recomposición estructural de los haberes. Se trata de un recurso coyuntural que permite al Gobierno mostrar una respuesta frente al malestar creciente, pero que no resuelve el problema de fondo: el bajo nivel general de las jubilaciones.

Un sistema en tensión

El sistema previsional argentino continúa enfrentando fuertes tensiones fiscales y un nivel de cobertura amplio pero con haberes que, en su mayoría, se sitúan cerca del mínimo. La combinación de una población envejecida, alta informalidad laboral y años de políticas dispares ha erosionado su sustentabilidad. En ese contexto, la ANSES también anunció que se actualizarán las remuneraciones para los afiliados que cesen su actividad a partir del 31 de mayo, lo que busca mantener cierta equidad en los nuevos beneficios otorgados.

Perspectivas

La política de ajustes mensuales por IPC ofrece una herramienta más previsible que el sistema anterior, pero dependerá de la evolución económica y del compromiso del Estado en garantizar la actualización real y sostenida de los haberes. Sin una reforma integral que considere la equidad, la progresividad y la sostenibilidad del sistema, las soluciones transitorias como los bonos seguirán siendo paliativos, pero no soluciones definitivas.

En definitiva, el anuncio del nuevo aumento y del bono es una señal de respuesta ante el impacto social de la inflación, pero también una confirmación de las dificultades estructurales que enfrenta el sistema previsional argentino para garantizar una vejez digna a sus beneficiarios.

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