27 de noviembre de 2025

A 30 años de la muerte de Freddie Mercury

Dueño de una potente voz y con un arrollador despliegue de energía sobre el escenario, el talentoso músico fusionó técnicas de rock y ópera que originaron un estilo con sello propio.

El 24 de noviembre de 1991, pocas horas después de revelar públicamente que padecía Sida -un secreto a voces para entonces-, moría a los 45 años en su casa de Londres Freddie Mercury, el artista que como cara visible de Queen corrió todos los límites musicales y visuales dentro del rock, a partir de la incorporación de elementos propios de la ópera y de la puesta en escena de toda una serie de simbolismos reconocibles en la subcultura gay de la época.

Dueño de una potente voz y con un arrollador despliegue de energía sobre el escenario, Mercury puso en funcionamiento una teatralidad que, por un lado evitó enrolarse dentro de la movida glam imperante en la primera parte de los `70, pero a la vez se apoyó en ese concepto de ambigüedad para postular un nuevo modelo de frontman.

En tal sentido, este artista acercó a las masas el canto lírico, lo que le valió la aceptación musical de sectores de escasa cultura rockera y operística, a riesgo de ser acusado por la crítica especializada de un excesivo manierismo y de un forzado barroquismo.

Pero también lanzó algunos guiños a la comunidad gay, como el hecho de nombrar a la banda con el apelativo con que se llamaban los individuos en ese ámbito, el uso de ropa de cuero y tachas tan comunes en los clandestinos bares en donde se reunía este colectivo o el grueso bigote tan icónico en este submundo.

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