2 de octubre de 2025

La construcción ideológica de la sexualidad y el Estado cómplice (Parte II)

«Si dominas las mentes dominas a las masas. Atraes a las masas y terminas siendo el guía. La perspectiva del acercamiento al bien y al mal es subjetivo al pensamiento. Tenemos que lograr nuestra transmutación mental para que las masas nos sigan”. Con esta cita de Pablo Mastroberti, encabeza su postulado sobre la sexualidad como una construcción ideológica en complicidad y monitoreo del Estado y las instituciones sociales que inició ayer el profesor Andrés Martínez. En esta nueva entrega, abordará el paso de la sexualidad bio-psico-social a una sexualidad ideológica estatal, un recorrido con basamento histórico y cultural que prepara el camino para la ideología de género.

Las ciencias biológicas y médicas han postulado con firmeza la obra creadora del hombre y su peculiar pero compleja sexualidad, brindando explicaciones genéticas y científicas sobre la binomiolidad humana. La antítesis de los argumentos que he esgrimido anteriormente, se encuadran en la posible implicancia de un intervenir ideológico que intenta explicar que, la sexualidad no solo es un constructo bio-psico-social, sino que hay una fuerte intromisión de un paradigma ideológico capaz de crear humanos a imagen y semejanza de la filosofía, la política y la cultura predominante.

Desde la antigüedad, el medioevo y la contemporaneidad el pensamiento ideológico humano trató de imponer su percepción de la sexualidad. Siempre hubo una tensión visible entre la idea creacionista y las reflexiones humanistas, ambas pujaron y se aliaron a la ciencia, política y Estado para reverdecer y enarbolar sus ideales. Ahora bien, lo importante en este punto, es dejar en claro que los portadores del ADN ideológico buscan predominar en sus razonamientos a través de métodos poco ortodoxos y falaces en algún punto del tejido en que pretenden enervar e involucrar a la sociedad. Desde la era de Sócrates, Platón y Aristóteles germinó la idea de que la convivencia y desarrollo humano puede continuar divorciado de la postura creacionista, siendo el humanismo filosófico suficiente para explicar, construir y orientar la sexualidad en todas sus dimensiones. Es así que el humanismo busca introducir paradigmas antinaturales utilizando mecanismos estatales, geopolíticos, ambientales, económicos e institucionales para plasmar sus ideas bajo el nombre que mejor se adapte a las generaciones de turno. 

La popularizada ideología de género es una de las corrientes de pensamiento que intenta instalarse en el mundo entero sobre la base de una agenda global financiada por poderes políticos multimillonarios y que va alineada de una masa de jóvenes adeptos al sistema popular e izquierdista (para la jerga contemporánea) y que bajo regímenes dictatoriales desplazan a son y ton estrategias educativas para adoctrinar a la presente generación en la idea de que, por un lado, la sexualidad es un elemento central en nuestra socialización (es decir, muchas de nuestras visiones y prácticas sociales están determinadas por la manera en que definimos nuestra sexualidad, descarrilando la noción científica de la misma) y, por otro, la forma de comprender la sexualidad cambia con el tiempo en todas sus dimensiones: biológicas-psicológicas-sociales[1].

Estas ideas pragmáticas y semánticas en los discursos comunicacionales de los medios televisivos, son alimentadas y engrosadas por un Estado que cada vez más es manipulado por ideólogos y financistas mundiales que decididamente han apostado a la destrucción total de la integración humana, familiar y gestacional. Organismos como la ONU, OMS, UNICEF y demás, promueven mediante el Estado (claro, el que se le preste) sus fragües planes de consolidación del reino de la muerte, la diversidad sexual y la re-orientación de los modelos de familia heterosexual. Uno de los mecanismos ideológicos que se han compenetrado fuertemente en el terreno de la sexualidad, es la llamada hegemonía ideológica, cuya función y propósito es ejercer el dominio ideológico en donde los sectores altos subordinan a los sectores bajos e intentan sutilmente naturalizar la idea de que la sexualidad humana es netamente una construcción social del ser humano. En este orden, la hegemonía como sinónimo de conducción y control sobre las bases morales del hombre, los valores y costumbres de la sociedad, utiliza la ideología de género como la herramienta prestante por excelencia para establecer un nuevo ideal de hombre, de cultura y de fe. El intelectual y activista político-italiano Antonio Gramsci se expresó en este sentido al postular que; “La conquista del poder cultural es previo a la del poder político y esto se logra mediante la acción concentrada de los intelectuales llamados –orgánicos- infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”[2] y, agregó una frase irrisoria “En el principio era el verbo…No, en el principio era el sexo”. Los principales referentes y motivadores de la ideología de género, actualmente están usando las estrategias, lenguaje, expresiones corporales y manipulaciones en la educación a través del pensamiento Gramscista, hombre que impulsó con sus teorías dicho movimiento hegemónico en la génesis del siglo XX.

Un dato no menor en Argentina. Detrás del pañuelo verde, hay millones de verdes que se financian a diario:

La Campaña a favor de la despenalización es la más numerosa y la que cuenta con más recursos, que le dan el poder de movilización y hasta la imposición de un símbolo de marketing, como el pañuelo verde.

Conformada por 305 agrupaciones que provienen tanto del sindicalismo o la ciencia como de la religión, la Campaña fue fundada en 2005 y, según indicaron en la agrupación, recibe anualmente US$20.000 del Fondo Global de Mujeres, una organización mundial creada en Estados Unidos que defiende los derechos de la mujer. Hoy, la Campaña es la principal voz de la sociedad civil detrás del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que obtuvo 71 firmas de diputados y que se discute en comisión.

En la Campaña afirman que no tienen ningún tipo de relación con la política más allá de los contactos puertas adentro del Parlamento. Para demostrar que no tienen preferencias partidarias, optaron por elegir a Victoria Donda (Libres del Sur), Brenda Austin (UCR), Mónica Macha (FPV) y Romina del Plá (FIT), legisladoras de distintos espacios, para ser las primeras firmantes de la iniciativa[3]

En consecuencia, la ideología de género se expresa en la sexualidad diciendo que:

La heterosexualidad (varón-mujer) es un mandato establecido por la naturaleza biológica y que de inmediato ello debe ser reparado, desintegrado y desaprendido de las mentes humanas y de las culturas, sobre todo, occidentales.

La familia monogámico es un ideal de sociedad que produce sometimiento del varón hacia la mujer, siendo una unidad gestora de xenofobia para el “otro” u “otra” distinto (homosexual-bisexual) que desea subjetivamente aventurar una relación con su par sexual.

Un niño/a por nacer no es una vida ni una unidad celular y, en consecuencia, no tiene derechos ni oportunidades de desarrollarse como tal hasta su posterior nacimiento.  Su nacimiento es visto por los organismos supranacionales como una amenaza para el crecimiento exponencial de la población mundial, aludiendo que el número de personas en el mundo será, para el 2100, de 11200 millones de personas[4].

El aborto, la igualdad y diversidad de género, el matrimonio igualitario y el feminismo, son derechos que la sociedad debe aceptar y convivir bajo regímenes legales. Esto desconfigura casi por completo el derecho a la vida, la sexualidad binomial, la familia heterosexual y la equidad de oportunidades para el varón y la mujer. El cristianismo constituye un eslabón fundamental en la agenda ideológica del presente siglo. La ideología de género y sus súbditos impulsan y pregonan la eminente “descontextualización” de las verdades bíblicas a fin de versionalizar una interpretación errónea de la divinidad y la obra Redentora de Jesús a favor de Su creación. Mitigar las bases espirituales del cristiano son esenciales para el desarrollo y crecimiento de la ideología de género en los países del Tercer Mundo.


[1] Nicolás Panotto. Fe que se Hace Pública “Reflexiones sobre Religión, Cultura, Sociedad e Incidencia. Ed Juanuno1-2019-

[2] Antonio Gramsci. Político italiano (1891-1937). Escribió sobre Estado, Política, Sociología, Antropología Y Lingüística. Una de sus obras “Cuadernos de las clases” revisión y pensamiento de Marx.

[3] Diario La Nación. Por: Alan Soria Guadalupe 23 de abril de 2018 

[4] Fuente: Revision de 2015 de la población World population prospects (perspectivas demográficas mundiales) División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.

Producción: Departamento de información Pública. 


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