14 de noviembre de 2025

Mendoza: dos muertes por frío evidencian el fracaso estatal en la atención a personas en situación de calle

El crudo invierno mendocino volvió a desnudar las miserias estructurales de una provincia que, pese a sus discursos institucionales, sigue abandonando a los más vulnerables. En las últimas horas, dos personas en situación de calle murieron por hipotermia en la Ciudad de Mendoza y en San Martín, dejando al descubierto la ineficiencia y desidia de un Estado que no actúa a tiempo ni con la contundencia necesaria para proteger la vida.

Ph: Archivo

Frente a este drama evitable, la Arquidiócesis de Mendoza lanzó un comunicado con duras críticas, en el que denunció la falta de políticas públicas concretas y reclamó un abordaje integral que esté a la altura de la emergencia humanitaria. «La realidad está siendo la de un grito desesperado», señala el texto firmado por el arzobispo Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

El mensaje no escatima en su diagnóstico: no bastan las colectas ni las frazadas si el Estado sigue ausente en la implementación de dispositivos eficaces. La imagen de los camiones de basura levantando colchones y abrigos de personas que duermen a la intemperie sintetiza el fracaso de una gestión pública que, año tras año, llega tarde o simplemente no llega.

A pesar de haber promovido encuentros con distintos niveles de gobierno, el Poder Judicial y sectores empresarios, la Iglesia lamentó que muchas de las iniciativas impulsadas no se hayan desarrollado «adecuadamente». El invierno apenas comienza, y ya hay muertos. El llamado de atención no puede ser más urgente: si no se actúa ahora, las estadísticas seguirán engrosándose con nombres propios.

Mientras tanto, los espacios de contención impulsados por la Iglesia, junto a ONGs y otras comunidades de fe, siguen siendo los únicos que sostienen algo de dignidad para quienes el sistema ha descartado. En estos refugios precarios se brinda comida, abrigo, atención básica en salud y un poco de escucha. Es decir, lo que el Estado debería garantizar como mínimo.

El comunicado también exhorta a revisar el abordaje institucional vigente: “Invitamos al Estado Provincial y Municipal a revisar la forma de acompañamiento integral… para que los recursos sean bien dirigidos”. El reclamo no es ideológico ni caprichoso: es una interpelación moral y política ante el abandono de ciudadanos que no deberían morir de frío en plena vía pública.

En una provincia que se enorgullece de su industria vitivinícola, de sus paisajes turísticos y de su pulso emprendedor, mueren personas por no tener un techo. Ese contraste debería provocar indignación y urgencia. Sin embargo, en demasiados despachos oficiales, reina la comodidad burocrática frente a una tragedia que se repite.

El frío no es culpable. La falta de planificación, de sensibilidad y de voluntad política sí lo es. Las muertes por hipotermia no son accidentes: son la consecuencia directa de un sistema que ha normalizado la exclusión. Mientras no haya una política seria, sostenida y con presupuesto real para enfrentar esta crisis, la calle seguirá siendo una sentencia de muerte para los más pobres. Y cada invierno, como este, nos lo recordará.

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