14 de noviembre de 2025

La informalidad avanza: la mitad de los trabajadores argentinos sin derechos laborales

La Argentina está creando empleo, pero lo está haciendo sobre una base de precariedad y vulnerabilidad que solo promete más pobreza y desigualdad a largo plazo.

Los datos del INDEC sobre el mercado de trabajo en el segundo trimestre de 2025 revelan una realidad inquietante: el empleo formal está en retroceso y el empleo informal avanza sin freno.

A primera vista, la estabilidad en la tasa de desempleo (7,6%) podría interpretarse como una buena noticia, pero un análisis más profundo muestra una dinámica perversa que afecta la calidad de vida de millones de argentinos. El hecho de que el 43,2% de los trabajadores, casi la mitad de la población ocupada, se encuentre en la informalidad, es un claro síntoma de la precarización laboral.

Este crecimiento no es neutro. Detrás de los números hay 76.900 personas que en el último trimestre se sumaron a la economía en negro, y más de 400.000 en el último año. Estos trabajadores no tienen acceso a derechos básicos como jubilación, obra social, aguinaldo o vacaciones pagas.

Esta situación no solo los deja vulnerables ante cualquier imprevisto, sino que también debilita al sistema previsional y de salud, ya que no aportan al mismo. El panorama se agrava si se considera que, en el mismo período, el empleo registrado se contrajo, lo que sugiere que las empresas están optando por contratar personal sin registro o que la actividad económica no genera los puestos formales necesarios para absorber a la población activa.

Desigualdades que profundizan la crisis

El informe también pone en evidencia la profunda desigualdad en el acceso al empleo, con brechas de género y diferencias regionales alarmantes. La tasa de desempleo es considerablemente más alta para las mujeres (8,5%) que para los varones (6,8%), y esta disparidad se acentúa aún más en el segmento joven. Para las mujeres de entre 14 y 29 años, el desempleo llega a un impactante 16,9%, casi cinco puntos por encima de sus pares masculinos.

Esta situación no solo es injusta, sino que también es económicamente ineficiente, ya que se desaprovecha el talento y el potencial de una parte significativa de la población. Las diferencias geográficas también son notorias: mientras que la Patagonia y el Noroeste muestran tasas de desempleo bajas, las grandes urbes como el Gran Buenos Aires y la región Pampeana superan la media nacional.

Las proyecciones del gobierno sobre un crecimiento sostenido del PBI contrastan con las advertencias de consultoras privadas, que anticipan un posible enfriamiento de la actividad económica. En este contexto, el avance del empleo informal no es una solución, sino un problema que hipoteca el futuro de los trabajadores.

La falta de un plan integral para formalizar el trabajo y proteger los derechos laborales sugiere una visión cortoplacista, que prioriza la estadística del desempleo por sobre la calidad de vida de las personas.

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