14 de noviembre de 2025

La CGT redefine su poder: un triunvirato al mando y reacomodamientos que marcan el nuevo equilibrio sindical

El triunvirato Sola-Jerónimo-Argüello simboliza, más que una fórmula de consenso, un intento de relanzar la central obrera como actor decisivo en la disputa por el rumbo social y económico del país.

La Confederación General del Trabajo (CGT) inauguró una nueva etapa con la designación de Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello como secretarios generales para el período 2025-2029, consolidando una conducción colegiada que busca preservar la unidad del movimiento obrero en un contexto de tensiones internas y desafíos económicos.

El Congreso Nacional Ordinario, realizado en el estadio de Obras Sanitarias, ratificó la lista de unidad Celeste y Blanca con un amplio respaldo de 1.604 votos sobre 1.639 delegados.

La cifra confirma un consenso mayoritario, aunque no exento de fricciones. La salida de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), encabezada por Roberto Fernández, evidencia los desacuerdos persistentes respecto a la composición del nuevo triunvirato.

El diseño de esta conducción tripartita intenta equilibrar fuerzas entre los distintos sectores gremiales y políticos que integran la central. La presencia de figuras como Andrés Rodríguez, histórico dirigente estatal, en la secretaría adjunta, y la distribución estratégica de secretarías clave —como la gremial, que pasó a manos de la UOM con Osvaldo Lobato al frente— reflejan un cuidadoso reacomodamiento de poder.

El nuevo esquema incorpora además cambios significativos: Héctor Daer asumió la Secretaría de Interior, mientras que la vocería cegetista recayó en Horacio Arreceygor y Susana Benítez, de SATSAID. Otros dirigentes, como Carla Gaudensi (FATPREN) en Género y José Voytenco (UATRE) en Protección a la Niñez, refuerzan una estructura más diversa y con mayor presencia de sectores tradicionalmente relegados.

El desafío inmediato de la nueva CGT será sostener la cohesión interna frente a un escenario laboral y económico en transformación, donde las negociaciones con el Gobierno y el empresariado exigirán un equilibrio entre firmeza y diálogo.

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