Hay plata para el Senado: la dieta llegará a los 10,2 millones
El incremento surge de la cláusula aprobada en abril de 2024, cuando el cuerpo votó sin debate un esquema que ata sus sueldos a las paritarias de los trabajadores del Congreso.

Mientras gran parte de la población enfrenta la caída del poder adquisitivo y la inflación erosiona salarios y jubilaciones, los senadores nacionales volverán a recibir un aumento automático que llevará sus dietas a más de 10,2 millones de pesos brutos en noviembre.
Hoy los legisladores perciben entre 9 y 9,5 millones de pesos, dependiendo de si renunciaron o no al último ajuste en junio. Solo la mitad del Senado presentó la nota a la vicepresidenta Victoria Villarruel para no percibir ese aumento, aunque la mayoría optó por conservarlo. Desde entonces, Villarruel habilitó a cada senador a “adecuar o no” su dieta, intentando descomprimir la indignación social, aunque el resultado fue dispar.
El interbloque kirchnerista apenas mostró excepciones: de 34 integrantes, solo Fernando Rejal rechazó el incremento y Alicia Kirchner quedó fuera por percibir su jubilación. Del resto de las bancadas, algunos casos aislados —como Lucila Crexell y Natalia Gadano— se sumaron a la renuncia, mientras que Francisco Paoltroni quedó en una situación particular por tener su sueldo embargado.
La noticia expone nuevamente la distancia entre la política y la realidad económica que atraviesa el país. En un contexto en el que los jubilados deben elegir entre alimentos o medicamentos, y los trabajadores ven licuados sus ingresos, los senadores consolidan ingresos que multiplican varias veces el salario promedio registrado.
La crítica principal no apunta solo al monto, sino al mecanismo: una actualización automática, aprobada a mano alzada y sin debate, que desvincula la discusión de los sueldos legislativos de cualquier control político o rendición de cuentas. El contraste es brutal: mientras el Gobierno exige “sacrificio” a la sociedad y ajusta partidas en áreas sensibles como educación y salud, el Congreso garantiza sueldos millonarios blindados a la inflación.
El aumento de noviembre confirma que, más allá de los discursos de austeridad, la política mantiene sus propios privilegios. Un mensaje que erosiona aún más la credibilidad de las instituciones y que profundiza la brecha entre la dirigencia y los ciudadanos que dicen representar.
