19 de abril de 2024

Dos relatos cortos para leer la Autonomía Provincial desde la visión docente

Para pensar en la importancia que tiene este acontecimiento bisagra en la historia santiagueña, dos relatos cortos desde la visión del docente y la celebración por la Autonomía Provincial. Al menos es eso lo que propone el Profesor Daniel Anchepe quien nos obsequió dos de sus textos, uno fue escrito en 2016 y el restante en 2018. Para leer, imaginar y sentir, en este contexto de Pandemia mundial y encierro, ya que por tal motivo, no hubo grandes celebraciones protocolares ni festivas por estos jóvenes 200 años.

#BANDERASANTIAGUEÑA*

La pared que separa la Escuela Primaria del Colegio Secundario es un lugar de encuentro y allí, niños y adolescentes intercambian las figuritas del tiempo.

Allí es donde los unos quieren ser grandes porque están cansados de ser niños y los otros, anhelan volver a la seguridad del grado, a los juegos sin prejuicios donde correr es la consigna y a los brazos de su señorita.

Ayer me trepé al muro porque quería mi bandera santiagueña y comprendí, que soy el soberano de mis actos realizados con total independencia y en pleno ejercicio de mis libertades.

Aprendí que soy responsable de mis decisiones y que eso me obliga a asumir sus consecuencias. Tal vez, pensé, Juan Francisco Borges, como precursor de la Autonomía Provincial, y posteriormente Juan Felipe Ibarra, como cristalizador del deseo autonomista, debieron ser buenos trepadores de medianeras, porque nos legaron una patria chica que hoy cumple 198 años.

Cuando bajé de las alturas descubrí las miradas perplejas de los unos y los otros.

Aquella intromisión que nadie esperaba, debido a que la pared es un sitio libre de profes y seños, se había convertido, por si acaso, por un instante, en la lección más importante dada jamás a un alumno, en la clase magistral que queda grabada en la retina para siempre.

Caminé hacia el pasillo y no miré hacia atrás, la normalidad le fue ganando a la sorpresa y yo sonreí al mirar la fotografía de mi bandera.

*#banderasantiagueña, escrito el jueves 26 abril de 2018, luego de limpiar sin éxito, la mancha de barro en uno de los codos de la camisa y sacudir el polvillo blanco que queda a perpetuidad en las rodillas del pantalón negro.

EL MENSAJITO DEL CAUDILLO*

“No puedo ser más sensible a los clamores con que me llama ese pueblo en mi auxilio por la facciosa opinión que sufre indebidamente de V.S. para cimentar de mucho su esclavitud. Me hallo ya a las inmediaciones de ese pueblo benemérito y si V.S. en el preciso término de dos horas desde el recibo de esta intimación, que desde luego lo hago, no le permite reunir en un cabildo abierto a manifestar su voluntad, cargo con toda mi fuerza al momento”. Juan Felipe Ibarra.

Un 31 de marzo de 1820, 196 años atrás en la historia, un chango que no era de los muy tranquilos, un hombre de campo, de pocas palabras y de mucha acción, bebedor de cielos pintados de estrellas y de mates con tortilla al rescoldo, Juan Felipe Ibarra, le mandó un mensajito de Uatsap al Capitán Juan Francisco María Echauri, un salteño que representaba al poder unitario del General Aráoz y de la entonces llamada República de Tucumán, en plena Madre de Ciudades, diciéndole: “Eh, chango, recién tengo señal por eso te mando este mensaje. Estoy, aquí, cerca de la Iglesia de Santo Domingo y quiero decirte que está todo bien con los hermanos tucumanos. Pero les pedimos que se vayan para sus cañaverales y fincas limoneras en dos horas. A las 8 sale La Unión desde la Nueva Terminal y por Ruta 9, vuelvan ´pa las casas porque eso de la “República de Tucumán” no va con nosotros. Y no vaya a ser cosa que se hagan los malos porque si no, entramos al CCB y los sacamos a patadas. ¡Vo ve!”

Y los tucumanos, se hicieron los malos nomás… Y los santiagueños, los echaron puerta afuera.

Y los santiagueños fueron los vencedores en aquella jornada porque los 50 tucumanos abandonaron la batalla cinco minutos después del primer cuetazo y no faltó quien gritara: “ve po vos, pura alharaca habían sido estos changos”.

Días posteriores, el 27 de Abril, se realizó una asamblea popular en la Retreta de la Plaza Libertad. Fue transmitida por Canal 7, y por LV11 pudieron escuchar los pormenores de la ceremonia en el interior a donde no llega la tele, y en vivo, el mundo estuvo espectante por Internet.

Allí, aquel día, se firmó el manifiesto de la Declaración de la Autonomía Provincial y se eligió como primer Gobernador a Juan Felipe Ibarra. Por si algún desprevenido no sabes quién es, Juan Felipe es el dueño de las Torres de Educación y Economía de la 24 y 9 de Julio y del barrio ubicado al oeste de la ciudad y las llanuras al este Suncho Corral, antes de llegar a Chaco, también le pertenecen, incluso los pantanos.

Todo fue una fiesta aquel día. Los primeros integrantes de Los Carabajal tocaron chacareras y los Véliz, hicieron bailar a los presentes con sus guarachas.

La gente rodeaba los carritos sobre la Avellaneda para comer empanadas criollas y también árabes, porque si ustedes no saben, hay algunos árabes en medio nuestro.

Tiraron muchos cuetes que habían comprado en Boquita el Grande. Y cientos de santiagueños llegaron desde temprano a la plaza. Vinieron por sus propios medios, en bici o en moto, o caminando, porque todavía no se había inventado el colectivo y por eso no pasaba ni el chumillero, ni el que va a Malpaso, ni el dieciséis que atraviesa Huaico Hondo, ni el que une las lejanías del Santa Lucía con el centro, ni el 5 de julio marrón que viene de La Banda y va para La Banda desde el “Sanjón”.

La gente venía igual a la plaza a pesar de que no había sángüi de milanga del mercao, ni la Secco de 2 litro y cuarto pa sentarse a tomar en el cordón de la vereda de Absalón Rojas y Libertad errando a que te choquen los que doblaban para el norte, ni los billetes con la cara de Evita. En fin…

Después de aquel 27 de Abril de 1820, la historia cambiaría bastante, pero eso será motivo para otras efemérides. Hoy, ¡Viva la Patria Chica! ¡Viva la Autonomía!

*El mensajito del caudillo, escrito el martes 26 de abril de 2016. En un bar, al regreso de la escuela después del acto por la Autonomía y con un café bien cargado.

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