25 de abril de 2024

Día del niño o «de las infancias», un cambio simbólico para pensar en la diversidad

No es nuestra intención polemizar por la cuestión de las fechas ya que todos sabemos que el tercer domingo de agosto, los niños de las familias tienen su día. Sin embargo, en épocas de pandemia, una iniciativa del gobierno nacional puso en relieve el cambio de denominación del conocido “Día del Niño” al de “Día de las infancias”, porque -dicen- “es necesario reconocer y visibilizar las trasformaciones sociales, culturales y normativas en nuestro país; visibilizar las desigualdades y dar cuenta de la diversidad de la experiencia infantil”, lo que en cierta manera obligaría a “trabajar en el plano de lo simbólico”.

Argentina separa un día del calendario para festejar a los niños desde hace 60 años en agosto, cuando nuestro país se adhirió al pedido realizado en la Asamblea General de la ONU, en 1958, para que todos los países celebraran lo que en ese momento llamaron “Día Universal del Niño”, por supuesto, en la fecha que considerasen conveniente.

Al año siguiente, el organismo mundial, para conmemorar la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, decretó el 20 de noviembre como el día elegido para la celebración.

Fue en 1960 que nuestro país eligió el primer domingo de agosto y lo llamó “Día del Niño”. Hasta que a instancias de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, durante la presidencia de Néstor Kirchner, los festejos se trasladaron al segundo domingo.

Por ese entonces, el cambio se debió a cuestiones netamente comerciales, ya que el gobierno privilegiaba la actividad productiva del sector por encima de los productos importados, lo que favorecía la generación de empleo y aumenta la calidad de los juguetes nacionales.

En 2013, quedó establecido que habría un nuevo cambio de fecha y esta vez pasaría al tercer domingo de agosto, ya que la misma entidad que nuclea a los fabricantes de juguetes, realizó un nuevo pedido fundamentado en la necesidad de potenciar las ventas.

Sin embargo, los cambios que se conocieron para este 2020, superan los realizados en el calendario y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y con el respaldo del jefe de Gabinete, fundamentó la iniciativa en la necesidad de reconocer y visibilizar las transformaciones producidas en nuestro en las últimas décadas y renombrar la tradicional celebración como “Día de las infancias”.

La decisión tiene su sustento en que por tratarse de una celebración con profundas raíces en los planos, social, cultural y familiar, reconociéndose con un alto impacto simbólico, la mirada colectiva se posa sobra los niños y las niñas, visibilizándolos como sujetos de derechos y que merecen un cuidado y un trato especial por ser personas en desarrollo.

Si bien es cierto, durante todo el año se llevan a cabo acciones en todas las jurisdicciones del país a favor de los más pequeños, durante este día, la sociedad celebra especialmente y festeja a sus niñas y niños.

Por ello, es que desde los organismos del Estado se extiende con este renombramiento una invitación a reflexionar en un debate abierto, sobre las vivencias y procesos por los que los niños, niñas y adolescentes atraviesan a diario, donde el lenguaje, como convención social y práctica cultural, cristaliza y reproduce muchas veces, las desigualdades.

La SENAF cree que la idea de “día del niño” es una mirada incompleta de la experiencia de la niñez. Y con este cambio propone ver de manera diferente las infancias, tantas infancias como cantidad de modos de vida existan, lo que permitiría visibilizar, por un lado, las perspectivas de género y diversidad y, por otro lado, promueve la no discriminación y el respeto por la diversidad. Tales como la diversidad étnica o situaciones en las que las discapacidades o capacidades diferentes de los niños no los colocarían en igualdad de condiciones con otros.

Por último, la SENAF aclara que el cambio de nombre no es prioridad, como tampoco es un cambio que lleve impresa una decisión estatal taxativa, porque no hay un cambio de nombre obligatorio, sino que es mucho más interesante, es una contribución desde las máximas esferas del gobierno para reflejar las realidades y desigualdades que enfrentan nuestros niños y niñas en los múltiples y divergentes procesos de sus infancias y apunta a mejorar esa condición.

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