14 de noviembre de 2025

Bullrich acusó al Gobierno bonaerense de “ceder ante los barras” tras los graves incidentes en la cancha de Independiente

A las agresiones sufridas por hinchas y familias se sumó un cruce político de alto voltaje: la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, responsabilizó directamente al gobierno de Axel Kicillof por los hechos y denunció connivencia con las barras bravas.

La violencia desatada en Avellaneda durante el partido de octavos de final de la Copa Sudamericana dejó al descubierto, una vez más, la incapacidad del Estado para garantizar seguridad en los estadios.

En un comunicado oficial, el Ministerio de Seguridad señaló a la administración bonaerense como responsable de no haber actuado a tiempo. Bullrich endureció el tono al calificar lo ocurrido como “una tragedia” y acusar al gobernador de “dejar que la violencia se adueñe de la cancha”. Según la ministra, el Ejecutivo provincial “prefirió mirar para otro lado” por temor a ordenar la intervención de la Policía bonaerense.

La funcionaria también vinculó lo sucedido con una supuesta complicidad estructural entre el poder político y los grupos violentos. “Conviven con los barras y sus negocios, igual que antes festejaban con los piqueteros que llevaron al país al desorden”, lanzó, en un mensaje que combina la denuncia con la estrategia electoral de mostrarse como la dirigente que encarna el discurso del orden frente al caos.

El ataque al gobernador fue directo. Bullrich calificó a Axel Kicillof de “inútil” y lo acusó de usar la foto con Claudio “Chiqui” Tapia para anunciar el regreso de las dos hinchadas como “puro show electoral”, al tiempo que lo señaló como incapaz de garantizar seguridad en los estadios.

Más allá de la confrontación política, lo que queda expuesto es el mismo problema de fondo: la violencia en el fútbol argentino continúa siendo un terreno donde se cruzan negocios ilegales, complicidades y falta de autoridad. Mientras tanto, las familias siguen siendo rehenes de un espectáculo que debería ser deportivo y termina convertido en un campo de batalla.

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